Redes Federales

Las crisis muchas veces pueden convertirse en oportunidades de generar cambios, de imaginar, de dar lugar a nuevos proyectos, de repensarnos. Esto fue lo que ocurrió con la Biblioteca Pedagógica Rosenda Quiroga del IFDC San Luis (Ciudad de San Luis – Argentina) –integrante de las Red Nacional de Bibliotecas Pedagógicas- y la Biblioteca Pública de Arenales de San Gregorio (Arenales de San Gregorio – Castilla-La Mancha – España) que juntas crearon el Club de Lectura por whatsapp: la amistad hispanoamericana.

“En estos días de encierro pensábamos que estábamos solos en nuestras casas pero gracias a este club conseguimos salir por las ventanas de whatsapp y conocer las historias no sólo de los libros que leímos sino también de las personas que encontramos”, comenta Francisco Alberca Escobar, director de la biblioteca española.

El objetivo principal de este club era seguir promoviendo la lectura por placer. Sin embargo, “una de las devoluciones más significativas que recibimos fue que logramos acompañarlos en este tiempo tan duro y también que para muchos fue la primera lectura por placer en formato digital”, explica Carolina Pinela, responsable de la Biblioteca puntana.

Al club, cuya convocatoria se hizo a través de las redes sociales, se sumaron 45 miembros residentes en Colombia, México, Argentina y España. Para participar se les entregó un documento con normas de convivencias y se les propuso la lectura de dos libros “La mujer que llegó del mar” de Mercedes Guerrero y “La forma del agua” de Andrea Camilleri junto a distintas consignas, muchas de ellas elaboradas en función de los intercambios que se iban generando. Pero semana a semana el club se convirtió en un espacio de contención construido sobre otras temáticas que no tenían que ver necesariamente con los libros compartidos.

“Historias diversas las de los libros que nos llevaron a viajar por distintos países; lo mismo que los miembros del club nos permitieron conocer Argentina, Colombia, México y España. Cuatro países con sus cosas en común y sus diferencias y nos enriquecimos aprendiendo sobre lenguaje, gastronomía y otras costumbres. ¡Esta actividad sí que mereció la pena!”, relata Alberca Escobar.

Desde hace 10 años, estas dos instituciones realizan actividades conjuntas destinadas a adultos y niños, utilizando distintas tecnologías que hacen que la distancia se acorte. Y en este nuevo contexto de pandemia demostraron una vez más que los proyectos colaborativos y cooperativos potencian sus alcances y posibilidades.

Luego de más de 40 días de intensa actividad diaria, porque por la diferencia horaria los intercambios comenzaban muy temprano a la mañana y terminaban muy tarde a la noche, este club se tomó una pausa para volverse a encontrar próximamente con nuevos proyectos.