El desarrollo de la educación pública en la Argentina tiene la impronta sarmientina. El programa de Sarmiento sufrió matices a lo largo de las cinco décadas en las cuales la educación fue su obsesión. No obstante, hay una línea de continuidad indiscutible: el compromiso con la "escuela común" y pública, destinada a varones y mujeres, donde recibieran la instrucción elemental, moral y buenas costumbres, que capacitara para ser parte de la vida social y de la comunidad política. Para Sarmiento, el Estado debía garantizar los fines de la educación y hacerse cargo de su conducción. La sociedad, desde los municipios, debía contribuir con los medios para hacerla efectiva y controlar su funcionamiento.
Las ideas educativas centrales de Sarmiento están condensadas en su obra “Educación Popular”. Como explica en las primeras páginas, la educación pública por una “declaración explícita y terminante” se había vuelto un “derecho de los gobernados”, “obligación del gobierno” y “necesidad absoluta de la sociedad”.
El texto fue escrito originariamente como un informe oficial de su viaje a Europa y Estados Unidos (1846 y 1848), cuando ejercía el cargo de director de la Escuela Normal en Chile. Así, “Educación Popular” reúne el estudio que Sarmiento realizó de las experiencias y políticas educativas europeas y norteamericana. La edición original, de escasos ejemplares, reproducía documentos y planos, información que consideró de interés para definir y diseñar la política educativa en Chile.
A lo largo de las décadas siguientes de su vida, Sarmiento volverá una y otra vez sobre su proyecto educativo. Su trabajo por implantar la educación común como sustento de un orden político basado en una sociedad civil activa y de una república ciudadana marcó los debates de su época y las siguientes.