Hallazgos

El objetivo de esta sección es dar a conocer piezas de valor histórico que constituyen el fondo patrimonial de la BNM a la vez que una invitación a consultarlas.
No sólo se trata de encontrar el texto que ha quedado descansando, a la espera de una nueva consulta. También de regresar al que alguna vez ya fue interpelado a la luz de nuevas lecturas, otras preguntas, renovadas interpretaciones.

 

Enseñanza como reparación

“Podemos calcular, sin temor a equivocarnos, en 1.000 el número de ciegos aptos para la escuela y que necesitan ser instruidos. Estos se encuentran actualmente clasificados así: 25 ó 30 asisten á la escuela; otros están asilados en hospicios; los menos quedan en sus casas y los restantes, que representan la mayoría, explotan su desgracia, se entregan á la mendicidad y de ella viven (…) Es necesaria pues, una acción reparadora que salve al país de tan desagradable espectáculo y que conceda á los ciegos una situación más en armonía con nuestros progresos”

Hoy presentamos “Memoria sobre enseñanza de ciegos y proyecto de organización de un primer Instituto Nacional presentados al Ministerio de Instrucción Pública” elaborados por el Profesor Ulises Codino, publicado en 1903.
Entre sus antecedentes se establece que según el Censo Nacional de 1895, en la República Argentina había 3526 ciegos, 89 por cada 100.000 habitantes, cantidad mucho menor que la registrada por el censo de 1869, con disminución atribuible “á los adelantos realizados por el país en cuanto se refiere á medicina y cultura general de la población”

 

Enseñanza para la equidad

“Cuando se pensó en dar instrucción primaria á todos los niños en edad escolar de que hablan nuestras leyes sobre la materia, sólo se tuvo en cuenta á los nilños normales, y nada se hizo por los ciegos que, aunque defectuosos, se encontraban en condiciones de recibir los beneficios de la enseñanza”

La Ley de Educación Común plantea obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza como un derecho para todos los niños de 6 a 14 años sin exclusiones, por lo tanto, los ciegos “encontrándose con la capacidad requerida para la enseñanza, pueden también colocarse al amparo de esa ley”, como lo hacen otros países, entre ellos los americanos Brasil y Chile y los europeos “excepto Inglaterra, Holanda é Italia, en las que la instrucción de los ciegos, en cambio está a cargo de instituciones de beneficencia, las que proveen con empeño á su mayor difusión”
El Congreso Pedagógico Internacional, que sesionó en Buenos Aires en 1882, votó una declaración en la que establece “que cualquiera sea el número de ciegos y sordo – mudos, exige una atención especial de los gobiernos hacia el fomento de los institutos existentes y la creación de otros tendientes á la atención de estos seres desgraciados y á la formación de maestros especiales para ellos”

 

Los contenidos y las formas de la enseñanza

“En general todos los institutos de ciegos comprenden en su plan de estudios las mismas asignaturas de la escuela común, salvo, naturalmente, aquellas que no pueden ser accesibles á los ciegos por su propio defecto natural, como el dibujo en sus distintas formas, la caligrafía y las ideas de luz y color”

Los métodos a utilizar para la enseñanza, difieren poco de los aconsejados por la Pedagogía General, en tanto puedan ser transmitidas haciendo uso del tacto, como lectura, escritura, geografía, ciencias naturales y trabajos manuales. Las restantes, como gramática e instrucción cívica y moral, pueden ser enseñadas igual que a los videntes.
Generalmente, “no es necesario excitar el gusto por la lectura, ni emplear medios especiales para cautivar su atención; al contrario: muchas veces es preciso reprimir porque su afán puede llegar a comprometer su salud”
El sistema de signos en relieve utilizado desde 1819 constituyó “una completa revolución en la enseñanza” simplificado luego por Luis Braile, ciego, ex alumno distinguido de la Institución Nacional de París que permite acceder a la numeración, el cálculo, la lectura y la escritura a través de “ejercicios y problemas prácticos que son hechos sobre aparatos especiales”
También es posible para el ciego acceder “al conocimiento de un arte ú oficio que le permita vivir la vida del trabajo que dignifica y proporciona á la vez la subsistencia”
Para ello se requieren tanto docentes videntes como no videntes. Los primeros son más aptos para enseñar “especialmente lo que se refiera á la cultura moral y disciplinaria” la geometría, la geografía y las lecciones de cosas, mientras que los segundos pueden hacerlo con la lectura, la escritura, la aritmética, el idioma nacional y las lenguas extranjeras.

Ana Diamant

Este libro puede consultarse en la Sala Americana – SA 40 – 04 - 20
Ingrese aquí para ver la versión digitalizada en texto completo

>> volver