Hallazgo

El objetivo de esta sección es dar a conocer piezas de valor histórico que constituyen el fondo patrimonial de la BNM a la vez que una invitación a consultarlas.

No sólo se trata de encontrar el texto que ha quedado descansando, a la espera de una nueva consulta. También de regresar al que alguna vez ya fue interpelado a la luz de nuevas lecturas, otras preguntas, renovadas interpretaciones.

 

“De niņa a seņora de la casa y madre de familia”

“Cuando llega á los doce ó trece años, la nila deja de jugar á las comadres y muñecas, porque ya esos juegos que tanto la encantaban no satisfacen su actividad. ¡Pues bien! Es el momento de empezar á ser amitas de casa en verdad, no de casa de muñecas, sino de su propia casa (…) la niña debe entrar de lleno en la vida activa del hogar, empezando a desempeñar las tareas más sencillas como el acomodo de la casa, la vigilancia de los hermanitos menores, el cuidado y compostura de la ropa de diario, etc.”

Hoy presentamos “Lecciones de economía doméstica” de Emma Catalá de Princivale, editado por la Imprenta “El Siglo Ilustrado” de Turenne, Varal y Cia, en Montevideo, en 1906; obra adoptada por la Dirección General de Instrucción Primaria para servir de texto en las escuelas públicas.

Está dedicado a la memoria de su abuela, Martina Gadea de Moreira, quien perteneció “á aquella generación austera y heroica en que los hombres, guerreros y legisladores, no tenían otra ambición que la libertad y el engrandecimiento de la patria, y las mujeres, dignas esposas y hermanas de aquellos patricios, sabían retemplar su espíritu y secundarlos en su ardua empresa, haciendo de cada hogar un templo en que ardía perenne el fuego sagrado de de todas las virtudes y de todos los sacrificios”

 

La casa

“Manejar una casa, significa saberla dirigir; esto es, conocer las necesidades de la familia y saber proveer á ellas con inteligencia y cordura; conocer la calidad y el valor de los artículos de primera necesidad para no dejarse engañar por los proveedores; por último, saber tratar y dirigir á los sirvientes”

No es lo mismo manejar una casa que saberla dirigir. Para una buena ama de casa, es más importante saber dirigir que saber hacer los quehaceres del hogar. Muchas jóvenes trabajadoras y hacendosas, cuando se han criado en hogares muy modestos o “con pocas necesidades” si les toca dirigir una casa con mayores necesidades, “suelen ser pobres amas de casa y pagar cara su inexperiencia; porque no han lidiado nunca con sirvientes, no les conocen las mañas y defectos y llegan á convertirse en sirvientas de sus propios sirvientes” En cambio en un hogar modesto, es indispensable saber hacer las cosas. Para una posición desahogada, es necesario saber mandar, elegir y saber tratar a los sirvientes, cuya máxima cualidad exigida es la probidad, junto la humildad, la moderación en el lenguaje, la buena conducta moral y la inclinación al trabajo; teniendo en cuenta que sin formar parte de la familia, están en continuo contacto con los niños y participan de alegrías y tristezas “con su fidelidad al bienestar de la familia”

 

La cocina

“Hay alguna señoras muy despreocupadas para la cocina: sobre todo, entre las gentes del país se da más importancia á la sala y á los objetos de adorno que á la cocina y á las ollas y utensilios para la preparación de las comidas. A algunas no les faltará la alfombra ó el almohadón en la sala, pero les faltará tal vez una cacerola en buen estado para hervir la leche”

La cocina tiene mucha importancia en la salud y el bienestar de la familia. Los alimentos de mala calidad o mal preparados ni se aceptarán con gusto ni harán bien al organismo. La condición de una buena cocina, sea pobre o rica es el aseo, ya que “agua, jabón y lejía son artículos muy abundantes y baratos”. Debe además estar bien ventilada y los objetos de madera “como alacenas, mesas y tablas de amasar” y todo lo que tenga tizne “fregado a fuerza de cepillo”.
No es cuestión de gastar mucho y comer mal. La buena comida no es la compuesta por muchos platos sino la bien preparada, con ingredientes frescos que conserven “su sabor y su olor peculiar y apetitoso”.
Será tarea de la maestra hacer ejercicios prácticos con el uso a que están destinados muebles y utensilios, con las normas de conservación de objetos e ingredientes y animar a las madres para que “obliguen á aprender á cocinar”

 

La despensa

“De poco serviría que tuviésemos las ollas bien limpias, si descuidábamos los comestibles, consentíamos que los ratones, las cucarachas y las hormigas se pasearan libremente por nuestra despensa , y lo que es peor, se introdujeran dentro de los recipientes donde tenemos depositadas las provisiones”

La despensa debe ser una pieza seca, bien ventilada, con armarios, estanterías y cantidad suficiente de “vasijas de vidrio, loza, barro ó lata (…) con sus correspondientes tapas que ajusten bien. Si efectivamente está bien ventilada, puede tenerse una fiambrera y guardar en ella el vino. Debe estar bien provista y no esperar a que se acabe un artículo, para reponerlo, y repasar todos los sábados lo que hace falta.
La maestra pedirá a las alumnas que tengan despensa en su casa que ayuden a mantenerla en perfecto estado y que se ocupen de avisar a sus madres lo que hace falta que compren

 

Las habitaciones

“El comedor debe ser la pieza más cómoda, mejor iluminada y más agradable de la casa (…) Si en el comedor llenamos una de las necesidades indispensables de la vida – alimentarse – el dormitorio está destinado a satisfacer otra no menos imperiosa: la de dormir”

En el comedor, no sólo se trata de encontrar manjares a la hora de sentarse a comer. Deben estar presentados en vajilla y con manteles bien limpios y en un comedor embellecido por flores, plantas y cuadros.
La maestra debe transmitir a las alumnas que por sencillo y humilde que sea el comedor de la casa no debe dejar de tener objetos que lo embellezcan, que, en todo caso podrán ser “labores de sus manos y esfuerzos de su habilidad” y que serán las niñas las encargadas de hacerlo ya que sus madres tiene mucho “con los graves cuidados de la casa y de la familia.
El dormitorio, en cambio, no debe tener muchos adornos y chiches ya que “amontonan polvo y recogen las impurezas del aire” un mosquitero y una alfombra pequeña serán suficientes y se sacudirán diariamente. El de las niñas y señoritas deberá ser mucho más modesto que el de la señora de la casa.

 

La economía y el ahorro

“Los gastos indispensables de una familia son los que hace para alimentarse, vestirse, alojarse y alumbrarse; y en estos mismos gastos es necesario saber distinguir lo que es realmente necesario, de aquello que se puede prescindir”

Sería conveniente pagar siempre al contado, sobre todo cuando los recursos son escasos y tener mucho cuidado con las libretas que pueden resultar “ruinosas para el comprador. Porque á más de que el comerciante carga siempre sobre ellas un diez ó veinte por ciento sobre el precio de los artículos, la comodida de la libreta ofrece más facilidades para gastar”
Las gentes ricas, en cambio tiene la mala costumbre de retardar los pagos “á los comerciantes y demás personas que les prestan servicios de cualquier género, los patrones á sus dependientes, el Gobierno á sus empleados y de ese modo, todos se ven obligado á contraer deudas recurriendo a las libretas”
Para hacer las compras, “es bueno pensarlo dos veces” y nunca comprar una cosa simplemente por que es barata, por ello es imprescindible conocer, por ejemplo en el caso de los géneros “precio, calidad y duración”. Para que las niñas aprendan, la maestra propondrá que confeccionen “su álbum de retazos, con la indicación del precio de cada tela, cinta, festón, etc” dividido en cuatro reparticiones, una para as telas blancas, otra de algodón de colores, otra de lana y otra para cintas, festones y puntillas.
Una persona ahorrativa no participará de casinos ni sociedades recreativas sino de alguna sociedad de socorros mutuos o cooperativa.
La escuela cajas de ahorro escolar que permitirán “hacer palpar los resultados de la acumulación de pequeñas cantidades” y demostrar que “lo que emplean en caramelos y otras golosinas y chucherías es un gasto inútil, y que sería mejor guardar esos centésimos para emplearlos más tarde en algún objeto útil cuando por el ahorro se hubieran convertidos en reales”

 

Ana Diamant

Este libro puede consultarse en la Sala Americana
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