Hallazgo

El objetivo de esta sección es dar a conocer piezas de valor histórico que constituyen el fondo patrimonial de la BNM a la vez que una invitación a consultarlas.

No sólo se trata de encontrar el texto que ha quedado descansando, a la espera de una nueva consulta. También de regresar al que alguna vez ya fue interpelado a la luz de nuevas lecturas, otras preguntas, renovadas interpretaciones.

 

Tipografía: arte y profesión
   
Materia para algunos volúmenes daría el escribir un tratado completo sobre las diferentes fases que la tipografía ha presentado desde sus primitivos tiempos. Sólo una ligera noticia es lo que me permite dar el reducido volumen que ha de tener este MANUAL, para que su precio esté al alcance  de todos los que se dedican al ARTE TIPOGRÁFICO, que por cierto no es, por desgracia, la industria que está mejor recompensada en América, donde un peón gana mas honorario que el mejor tipógrafo

Hoy presentamos “Manual de tipografía para uso de los tipógrafos del Plata” escrito por Benito Hortelano “Antiguo impresor y Editor de Madrid y Buenos Aires”, publicado en 1864por la Imprenta Española de Buenos Aires.
Tiene una dedicatoria manuscrita al entonces director del Diario La Nación firmada por Alfonso Hortelano en 1915.

¿Quién fue el primero?

Así como Américo Vespucio quiso apropiarse el descubrimiento del Nuevo Mundo, otros han querido usurpar al gran Guttemberg la gloria que aquel usurpó a Colón. Pero á pesar del charlatanismo, la verdad viene por fin a ocupar su puesto, dando á cada cual el que le corresponde”

La disputa entre holandeses y alemanes parece no haberse zanjado al momento de la aparición del manual. Los primeros se atribuyen se atribuyen la invención de la imprenta en 1940, de la mano del sacristán Lorenzo Coster “copista que fue de libros y después impresor” en 1440. Los alemanes, por su parte, dicen que fue en 1438 cuando Mentel la dio a luz en Strasburgo, donde también estaba Guttemberg.

Por su parte Barcelona vio la primera obra impresa en 1468, París en 1470, Valencia en 1471, pero, algunos autores españoles reclaman para si la gloria en 1452. Siguen Suecia en 1483, Portugal en 1489, Rusia en 1560… Los Reyes Católicos reglamentaron “el arte de la imprenta” en 1502, siendo Carlos III “el que más se distinguió en la protección a los impresores” y se sacaba el sombrero cada vez que ingresaba  a una de estas industrias.

El Siglo XVIII se reservó el perfeccionamiento tipográfico y del grabado, la calidad de la tinta, el lustre del papel impreso, las prensas, los mecanismos del “cajista”.
Para hacer carrera

Era condición precisa antes de entrar un joven á aprender la tipografía, sufrir el aspirante un exámen de gramática latina y de lengua nacional, y no sabiendo especialmente esta última no era admitido en ninguna imprenta”

Los errores en la tarea , los barbarismos, el desconocimiento de las reglas ortográficas causan un gran perjuicio a la industria, se pierde la tercera parte del tiempo en corregir, se deben suspender operaciones para corregir planas, se atrasa la salida de los diarios, sobre todo de la mañana.

Literatos y escritores trataban con especial atención a los buenos tipógrafos, consultándolos por sus saberes acumulados en múltiples lecturas, “por cierto buen gusto y discernimiento literario, que les es familiar poder juzgar inmediatamente el más o menos mérito literario”

Para el trabajo perfecto
 “Pocas teorías pueden darse al compositor, porque está sujeto al mecanismo de las operaciones que solo la práctica puede enseñar”

Sin embargo, hay reglas indispensables que se deben observar, como no poner muchas divisiones al final e las líneas porque afean la vista, distribuir parejos los espacios ya que “no hay cosa más monstruosa que esa desigualdad que se nota de línea á línea, de palabra á palabra, dejando esos corrales ó calles que se ven en una página”.
Otro consejo, no dividir jamás las abreviaturas, ni las palabras con dos vocales o dos consonantes juntas, no poner mayúsculas en nombres que no sean propios, foliar las páginas con especial cuidado y poner párrafos en blanco sólo en las obras de lujo.
Finalmente, ser muy cuidadoso cuando se imprime con varias tintas, usar papel de seda cuando se opera con panes de oro, ser especialmente prolijo cuando se usan polvos de purpurina.
No olvidar que “el patrón está obligado a pagar semanalmente el sueldo convenido con el operario (…) abonar la proporción de lo que está sin concluir, nunca por completo”

 

Ana Diamant

Este libro puede consultarse en la Sala Americana – SC 104 – 1/A
Acceda desde aquí a la versión digitalizada en texto completo

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