Hallazgo

El objetivo de esta sección es dar a conocer piezas de valor histórico que constituyen el fondo patrimonial de la BNM a la vez que una invitación a consultarlas.

No sólo se trata de encontrar el texto que ha quedado descansando, a la espera de una nueva consulta. También de regresar al que alguna vez ya fue interpelado a la luz de nuevas lecturas, otras preguntas, renovadas interpretaciones.

 

Volviendo a una escuela más que centenaria

“La síntesis más trascendente del Colegio del Uruguay, fue la formación de un apostolado, en pensamiento y en acción, de la unidad nacional. Numerosas inteligencias, surgidas de aquel semillero profundo, se derramaron por la República, llevando como deber y como lábaro (1) la misma doctrina de la fraternidad y de la igualdad de los pueblos argentinos al hogar paterno, al que en breve constituirían ellos mismos, á las corrientes de la sociabilidad política, donde tendrían oportunidad de hacerla efectiva ó predicarla por la palabra, por el periódico, por el libro o por la espada(2)

 

Hoy presentamos “El Colegio Histórico del Uruguay” s/d; en homenaje a su fundador y a los organizadores del establecimiento.

 

Así el colegio en 1856

“Las clases están surtidas con regularidad de los textos adoptados para la enseñanza del Colegio. El papel y demás menesteres nunca faltan á los alumnos, de modo que no pueden alegar el menor pretexto para eximirse del cumplimento de sus deberes. Las salas de estudio son cómodas. Cada discípulo tiene su escritorio independiente. Los dormitorios están comprendidos en tres vastos salones bien ventilaos y aseados. Los alumnos internos reciben del Colegio una cama de fierro y hasta ahora poco un colchón”

El Colegio Nacional del Uruguay fue fundado el 28 de julio de 1849 por el entonces Capitán General Justo José de Urquiza en su pueblo natal. Por ese y otros méritos descriptos por J.B. Zubiaur se jutifica “elevar su busto á la par de los de sus dignos ejecutores, los señores Larroque y Chark (sic)(3) en el patio (…) que sin él no hubiera existido ni hubiese derramado tan abundante y tan fecunda simiente de civilización, de libertad y de progreso por todos los ámbitos de la gran patria”

 

Alberto Larroque

“… era francés. Pertenece, pués, á esa falange de hombres ilustrados á quienes la América Latina y en especial la República Argentina, la más cosmopolita de las nacionalidades constituídas por las que fueron colonias españolas en el continente descubierto por Colón, debe inestimables servicios”

Nació en 1819 y llegó a la Argentina a los 22 años, “hijo de padres acomodados, que eran católicos fervorosos, fue destinado para la carrera eclesiástica; pero renunció a ella (…) Arrojó pues á un lado el habito que pretendía separarlo del mundo que exige la acción continua” y eligió dedicarse a la enseñanza, siendo rector del Colegio entre 1854 y 1864. Vivió lo suficiente como para disfrutar en el tiempo el impacto de su labor reconocida y admirada por Sarmiento y que continuó en el Consejo Nacional de Educación(4).

Jorge Clark

“… nació en los albores del siglo diez y nueve en la populosa Albión, y como tantos otros extranjeros distinguidos se trasladó á las playas americanas, ya madura su inteligencia y con un valioso caudal de ideas útiles y no menor bagaje de conocimientos científicos”

Cuando Alberto Larroque es nombrado Rector del Colegio, lo convoca “confiandole la clase de Comercio con la contabilidad general del establecimiento y la vigilancia interna del mismo” mientras daba clases gratuitas de inglés a varios alumnos, entre ellos a Eduardo Wilde. El cariño para con sus alumnos tenía reciprocidad. Los ex alumnos lo recordaban como el “perfecto tipo del gentleman inglés que a pesar de un carácter de suyo grave, tenía á cada instante una frase de afecto para todos y para cada uno de los internos” Por eso, levantar un monumento a su figura es una forma de saldar una deuda “con el concurso eficiente de todos los que ahcen de la gratitud un culto y uno de los más justos de los deberes”

Recuerdos grandilocuentes

“Pienso en ese Colegio que fue mi cuna intelectual, me acuerdo segundamente de la Escuela de Alejandría situada como por designio providencial, y para la mejor difusión de su luz, en el punto de junción y carretera comercial de tres mundos antípodas (…) la escuela de donde salieron Plotino y Jámblico (…) la gran biblioteca (…) las ideas políticas de la filosofía moderna”

Los recuerdos del Colegio constituyen de alguna manera “la historia de los hombres del Uruguay (…) y la historia de Entre Ríos (…) y la gran parte de la República” rival de la metrópoli, de Corrientes, de Córdoba. Por él pasaron hombres de la talla de Olegario V. Andrade, Onésimo Leguizamón, Alejo Peyret y también mujeres en busca de la educación “encargada de inculcar sentimientos nobles y elevados en los que más tarde serán ciudadanos (…) y de preparar a la mujer para que agitándose en esferas más amplias, cumpla dignamente su delicada misión y marche con paso seguro hasta llegar feliz al deseado puerto”

Ana Diamant

Este libro puede consultarse en la Sala Americana – SA 7-10

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(1) - Estandarte que utilizaban los emperadores romanos
(2) - Fernández, Francisco F.; Hojeando recuerdos; 10 de mayo de 1894
(3)- Debiera decir Clark
(4)- Zubiaur, J. B.; El Dr. Alberto Larroque. Párrafos de un boceto biográfico

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