ALIMENTACIÓN INFANTIL

Presentamos “Alimentación infantil”, publicación presentada durante el Primer Congreso Nacional del Niño, celebrado en Buenos Aires en octubre de 1913 y publicado por la imprenta La Comercial de Tucumán ese mismo año. Su autora es Enriqueta Laferrière de Duarte.

Comer hoy pensando en mañana

“La vitalidad, energía y belleza de una generación depende de su niñez; niños robustos, sanos, hermosos serán mañana hombres fuertes, capaces de contribuir con sus brazos y sus inteligencias al engrandecimiento de la Patria”

Comamos sano

“Sabios higienistas está acordes en afirmar que el 8% de la mortalidad infantil reconocen por causa trastornos intestinales”

Siendo el niño un ser delicado al extremo, ve sometido sus primeros años de vida a múltiples y exigentes pruebas que ponen en juego todas sus energías. Para que estas crezcan, y con ellas la ilusión de futuro, es necesario vigilar su alimentación. El niño no es un hombre pequeño, sus aparatos y sistemas están en formación y cambio y desempeñan una función adicional, la del crecimiento, y una función menos, la de la reproducción.

Empecemos desde chiquitos

“La alimentación materna es la más conveniente y la mejor para el recién nacido. Todas las mamíferas crían á sus vástagos; la naturaleza a puesto en su seno el alimento que por su cantidad y calidad requiere el hijo”

Pero no siempre esto es posible, ni “en la madre proletaria que sacrifica á su hijo para conseguir un buen salario (...) sino también en las madres de las altas esferas sociales que excluyen este deber por coquetería ò para gozar de libertad” También puede haber problemas que provoca la propia naturaleza, “que da el hijo al mismo tiempo que el alimento que necesita”. En muchos casos, una alimentación sana y buena voluntad son suficientes para enriquecer la presencia de leche materna.

Prácticas recomendables

“El pecho debe darse cada dos horas los tres primeros meses, luego cada dos horas y media y cada tres dejándolo mamar hasta que por sí solo deje de chupar”

Está muy arraigada la costumbre de dar de mamar cada vez que el niño llora, creyendo que el llanto revela hambre. Así no solo no se logra saciar sino que se colabora en convertirlo en “un pequeño tirano (...) que agota y aniquila a la madre” Lo mismo se puede decir de la práctica de “dormir con el niño pegado al pecho toda la noche” Nada más inapropiado, ya que además de otros males, está el riesgo de asfixia.

Cuando natura no

“Nada de tees, leche ó purgante debemos darle pués estos en vez de calmarlo, producen dolores de vientre y molestias”

Si la madre está “imposibilitada para criar, búsquese una nodriza a fin de no recurrir a la alimentación artificial” sabiendo que las trigueñas tiene leche más rica y nutritiva que las rubias, y que en todos los casos es bueno que sea joven robusta, de buena salud, con dientes sanos, aseada y “con cierta belleza extranjera”

Y cuando el niño sea un poco más grande, igualmente la leche debe ocupar el primer lugar en la alimentación infantil. Entonces se podrá recurrir a otras mamíferas como cabra o vaca, sabiendo que “la leche de burra resulta la más semejante á la de la mujer, aunque más dulce (...) sin embargo a veces es algo difícil conseguirla”

Cuidados extremos

“... sus manipulaciones exigen una prolijidad extrema debido á la facilidad con que fermenta, provocando con la descomposición la formación de toxinas que afectan luego al niño”

Los recipientes donde s e hierva, guarde y sirva la leche deberán ser de loza o enlosados y prolijamente lavados y enjuagados. Deberán estar a baja temperatura y en verano hervirse varias veces al día y no dar “por la noche leche de la mañana y mucho menos del día anterior”

Enriqueciendo la dieta

“Las pastas, masas, dulces, caramelos, etc que con tanta frecuencia se dan á los niños para calmarlos, agregan á su escaso valor nutritivo, el inconveniente de ocasionar inapetencia, trastornos intestinales y gástricos y malos hábitos”

Las harinas vegetales tiene cinco o seis veces mayor valor calórico que la leche, por lo tanto se deben ir incorporando lentamente, disueltas en agua, “teniendo el cuidado de revolver de continuo mientras se hierve para que no forme grumos y no se chamusque” Todo aquello que se dé de más, sólo servirá para recargar el estómago. Y por supuesto jamás dar alcohol, “bajo ninguna forma y con ningún pretesto”

 

Ubicación: Este libro puede consultarse en la Sala Americana – SA 1 – 5 – 94.

 

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