DISERTACIÓN PARA APOYAR EL PROYECTO DE RESOLUCIÓN SOBRE EL TEMA SIGUIENTE: DE LA REGLAMENTACIÓN DEL EJERCICIO DEL DERECHO DE ENSEÑAR Y DE LA FORMACIÓN Y MEJORAMIENTO DE LOS MAESTROS

Presentamos "Disertación para apoyar el proyecto de resolución sobre el tema siguiente: De la reglamentación del ejercicio del derecho de enseñar y de la formación y mejoramiento de los maestros", a cargo de José María Torres, Director de la Escuela Normal de Paraná, publicado en Buenos Aires en 1882 en el marco del Primer Congreso Pedagógico de Buenos Aires.

Responsabilidad acreditada

"Que el ejercicio del derecho de enseñar sea regido (...) por la Ley de la Nación que prohíba enseñar en cualquier escuela á toda persona que no posea diploma expedido por una escuela normal ó que no haya obtenido certificado de aptitud, previo examen ante una comisión de funcionarios escolares..."

Suponer que el sentido común es suficiente para dirigir un asunto tan importante como enseñar, es ignorar el valor de la instrucción especializada y suponer que el instinto guía al hombre como a los animales, lo que equivaldría a creer que es posible educar sin conocer los principios y las reglas del arte de la educación, parangonando la función del publicista o del orador con la del educador. Un niño no aprende si el maestro no lo orienta a formar cada idea antes de darle la palabra que la representa. No se aprende repitiendo de memoria fórmulas, reglas, proposiciones abstractas, definiciones, clasificaciones y términos técnicos, que son palabras sin sentido, si no representan ideas previamente adquiridas por acciones mentales. No se aprende solamente por medio de libros y discursos, porque eso es apoyarse en la experiencia ajena sobre los hechos y las cosas y no se estimula el trabajo intelectual independiente.

Cómo llegar a ser

"Que el personal docente de las Escuelas Normales se componga exclusivamente de maestros y profesores normales. Que se provea al mejoramiento intelectual y oral de los maestros, asegurando á todas las escuelas una inspección inteligente y completa..."

La senda de la educación requiere conocer la naturaleza humana, las disposiciones naturales de cada niño y las cualidades de la inteligencia. Con ello se asegura que la experiencia en la enseñanza sea provechosa, desechando la práctica empírica por inconsistente. La tarea de instruir no es tan fácil como lo supone quién no ha hecho una preparación especial, quién no se ha preparado en la aplicación de los principios de la ciencia de la educación para ejercer influencia sobre sus discípulos en adquisiciones físicas, morales e intelectuales y para comprender profundamente la organización y la disciplina de los estudios escolares.

Algo personal

"Si el discípulo ha de instruirse por su experiencia personal, tiene que ejercitar su inteligencia sobre objetos concretos, sobre hechos que le provean de ideas..."

La tarea de instruir obliga a que maestro y discípulo se empeñen en abordar un mismo objeto, pero sus relaciones con él y con la tarea son diferentes. Nadie puede hacer por otro la acción de pensar, "pues si las ideas se forman en la mente del que aprende por actos que solo él mismo puede ejecutar; llegamos á esta proposición general: aprender es enseñarse a si mismo". La inteligencia adquiere poder y saber como resultado de la educación y el maestro debe saber cómo estimular esas operaciones, cómo hacer para obtener éxito, cómo actuar sobre las dificultades imprevistas, cómo sostener las situaciones con habilidad y valor moral.

Cuestión de idoneidad

"... se deberá pedir a la correspondiente autoridad escolar, contestación a las preguntas como estas: - ¿Tiene buen carácter moral? - ¿Es apto para el manejo de una escuela de (tantos) niños? - ¿Ha cumplido sus deberes con celo, exactitud y fidelidad? - ¿Ha mantenido buena disciplina sin severidad indebida? - ¿Ha ejercido influencia saludable los niños y sus padres? - ¿Se le considera persona atenta y urbana?"

Sin conocer el arte de educar no es posible enseñar. Hay que poder dirigir la observación, orientar la formación de ideas, ponerle palabras, comparar las cosas y las palabras, encontrar semejanzas y diferencias, referir desde las nuevas adquisiciones a las hechas anteriormente... mucho más que enseñar a leer y a escribir, enseñar a usar la inteligencia, a investigar, a pensar. Y esto no lo adquiere el maestro estudiando solamente las materias que habrá de enseñar. Saber la materia es cosa muy distinta que saberla enseñar. Requiere del conocimiento del problema que se quiere resolver, que es cómo guiar al alumno para que ejecute ordenadamente la acción de aprender "No exigir pruebas de idoneidad a las personas que quieran dedicarse al Magisterio, no es consagrar la verdadera libertad de enseñar, sino someter la enseñanza al dominio del empirismo, que vicia las inteligencias, las voluntades y los sentimientos de los niños, dificultando que las nuevas generaciones se preparen para el mejor cumplimiento de los deberes de la vida".

 

Ubicación: Este libro puede consultarse en la Sala Americana - SA 9-9-2 Inv. 00022465b

 

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