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Ada Maria Elflein fue una precursora: narradora de viajes, cronista, educadora y escritora, considerada una de las primeras autoras abocada en forma sistemática a la redacción de obras para la niñez.

Nació en Buenos Aires, el 22 de febrero de 1880, en la modesta casa en que vivió y en la que terminaría su vida, Arenales 1491. Hija de padres alemanes, sus idiomas familiares fueron el alemán y el español, pero hablaba y escribía perfectamente el francés y el inglés. Su primera maestra fue su propia madre, Elena Schwarz de Elflein, quien había ejercido como educadora en selectos hogares de familias porteñas.

Siguió los cursos del profesorado hasta graduarse en la Escuela normal norteamericana de Clara Jeanette Armstrong y realizó el bachillerato en el actual Colegio Nacional de Buenos Aires, donde obtuvo su título con honores. No continuó con estudios universitarios, porque no sentía «vocación a los títulos» ni quiso someterse a disciplinas que no apreciaba necesarias para desarrollar su vocación.

Antes de cumplir 25 años, había escrito varios cuadernos de versos en alemán, con los que hizo un «sacrificio a Vulcano», incendiándolos para no cultivar más el género. La primera prosa que escribió -destinada a la publicación- fue la de unos cuentos que vendió a un editor, en ochenta pesos nacionales. Poco después, a fines de 1904, la madre solicitó a uno de sus discípulos, pariente cercano de la esposa del director de La Prensa, que presentara los originales de seis cuentos para que la redacción del diario los evaluara. En 1905, fue llamada a presentar los títulos de sus estudios y, entre ellos, acercó un certificado de traductora, escrito de puño y letra del general Bartolomé Mitre, para quien había hecho, con especial acierto, algunas traducciones del alemán.

Durante 14 años publicaría un cuento cada domingo. Repartía metódicamente su tiempo entre el cuidado de su jardín, sus paseos por la ciudad y sus viajes por el país. En ese tiempo, escribió centenares de cuentos y artículos sobre diversos temas, narraciones, evocaciones del viejo pueblo y de los hogares pasados, impresiones de viajes, entre otros.

Aventurera infatigable, atravesó la Cordillera de los Andes junto al Perito Moreno; escaló montañas; durmió en refugios, carpas y a la intemperie, y recorrió la Argentina en tren, barco y a lomo de burro. Animó a las mujeres a viajar, a vivir «independientes y movedizas, olvidadas de prejuicios y falsos escrúpulos, valientes, briosas y alegres», a salir de sus vidas rutinarias y del encierro del hogar en el que están «condenadas a vivir ovilladas durante años».

Por su labor periodística fue la primera mujer nombrada miembro de la Academia Nacional de Periodismo. Además de sus cuentos y narraciones, publicó: Leyendas argentinasDel pasadoBiblioteca infantil argentinaPaisajes cordilleranos, un bello libro con las emociones de un viaje por los lagos andinos del Río Negro y Neuquén; Tierra Santa, entre otros.

Desde la muerte de su madre, la acompañó Mary Kenny, maestra argentina oriunda de San Juan -de origen irlandés y pionera feminista-, quien la cuidó hasta sus últimas horas. Encontrándose en San Juan, en febrero de 1919, sintió que una anemia general amenazaba su vida, y en una carta que le dirigió a un amigo, presagia:

«Mary me cuida de una manera conmovedora; pero yo quiero volver a casa. Voy a suspender mi viaje. Espéreme con un consejo preparado… Usted se encargará de colocarme al lado de mis padres en la tierra necesaria… No se alarme; por lo demás, estoy enferma e intranquila, pero no abatida y no quiero morir».

Al amanecer del 24 de julio se cumplió su presagio. Tenía 39 años.

Te invitamos a disfrutar de la obra de Ada Elflein, una escritora constante, inspirada y con un vigoroso talento narrativo que cooperó a la más bella educación de la infancia argentina.