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Pablo Ansolabehere -investigador y doctor en Letras- revisó el cruce decisivo entre tango y cine argentino, a partir de la figura de Homero Manzi, en su exposición «Homero Manzi: cine y tango».

El encuentro fue abierto por Mariana Alcobre, directora de la BNM, quien cerró el ciclo «Corcheas en su tinta» de este año y anticipó que continuará el año entrante.

Ansolabehere refirió que Manzi es sinónimo de tango; cualquiera lo sabe. Es autor de la letra de varios de los mejores tangos de la historia. Escribió con muchos compositores y formó con algunos de ellos duplas creativas memorables: con Troilo, con Piana, con Demare. Pero este lugar destacadísimo de Manzi en la historia del tango opacó otra actividad creativa suya, también de gran relevancia en la cultura popular argentina: el cine.

Manzi fue el guionista (y en algunos casos también el director y productor) de varios de los filmes más importantes de la historia del cine sonoro argentino, en su etapa clásica, como La guerra gaucha, Su mejor alumno, Pampa bárbara o El último payador. Y en esa faceta de Manzi como hombre de cine no estuvo ausente la música; de hecho Manzi llegó al cine por la música, es decir, por el tango.

Patricia Morra en voz y Lu Dolaé en guitarra le pusieron música a las palabras interpretando: Sur, Romance de barrio,  Malena, De barro y Milonga sentimental.