Saltar al contenido principal

«Entre el humor y el ensayo, la revista Caras y Caretas como fuente histórica» se presentó en la BNM

Caras y Caretas es una de las revistas argentinas más emblemáticas. En ella se vinculan la sátira política, el humor, temas de actualidad y grandes anuncios, con un acertado tratamiento gráfico en el que son comunes las caricaturas y las fotografías.

¿Qué fue Caras y Caretas?, ¿cuáles fueron sus antecedentes más relevantes?, ¿por qué fue un éxito?, ¿cuál era su público?, ¿cómo se construyó su subsistencia económica? fueron algunos de los interrogantes que Andrea Matallana -socióloga e historiadora- enunció como ejes para desarrollar su charla.

El encuentro, que se enmarca en el ciclo @Index: explorando autores y lecturas, fue abierto por Mariana Alcobre, directora a cargo de la BNM, quien dio la bienvenida y manifestó: «esta fuente histórica nos permite reconstruir un telón de fondo de esa Argentina sobre la cual podemos volver a reflexionar».

Matallana comenzó presentando la Revista «que expresa el clima cultural, político y económico de un periodo extenso de la historia argentina». Caras y Caretas posee un enorme valor como fuente historiográfica ya que marcó un cambio dentro del mercado de las publicaciones en la Argentina de finales del siglo XIX y principios del XX. En esta época la consolidación de la educación obligatoria coadyuvó a la explosión del mercado de la lectura. Aparecieron nuevas publicaciones y formas de imprimir que le dieron vuelo y complejidad al mercado editorial.

Fundada por Eustaquio Pellicer en 1898, reunió a importantes dibujantes, fotógrafos, periodistas y escritores que le aportaron temáticas heterogéneas y una fuerte impronta visual. El uso masivo de la fotografía, de los fotomontajes y del fotograbado la convirtieron en pionera en el género magacín. La portada era una de las secciones más esperadas: los dibujos y sus zócalos humorísticos buscaban el guiño del lector que tenía que comprender el contexto político.

En el interior se desplegaban crónicas policiales, chistes, retratos, caricaturas, sueltos, comentarios de lectores, una profusa publicidad y distintas secciones que compilaban información de personajes, acontecimientos y sucesos de la vida política y cotidiana. Así también, clásicos de la literatura universal que fueron reproducidos en forma folletinesca; crónicas y críticas de libros que dieron lugar a reconocidos escritores nacionales: Roberto J. Payró, Ricardo Güiraldes, Enrique Banchs, José Ingenieros, Arturo Capdevila, Gregorio de Laferrère, entre otros.

Caras y Caretas logró tener una conexión directa con lo que los lectores buscaban. Su formato innovador -fácilmente manipulable y trasladable- y el bajo precio impulsaron su consolidación como un objeto consumible por sectores medios y bajos, favoreciendo su rápido crecimiento. De editarse mensualmente comenzó a publicarse cada semana,  de una tirada inicial de 15 mil ejemplares semanales a alcanzar los 110 mil en 1910.

Se construyó su subsistencia económica con la venta de ejemplares y de publicidad, convirtiéndose en una suerte de catálogo de compras: discos, zapatos, joyas, muebles e instrumentos musicales. Los avisos publicitarios son una fuente histórica en sí misma ya que permiten ver la evolución y los gustos en el consumo.

«Como fuente histórica tiene un valor en términos de su contribución a la historia de la caricatura política en la Argentina porque, de alguna manera, interviene en la creación del imaginario político en su época…interpela a la política» concluyó Matallana.

Finalmente se invitó a los asistentes a concurrir a las actividades culturales y educativas que realiza la BNM en el marco de sus nuevos ciclos.