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Federico García Lorca (5 de junio 1898 -18 de agosto 1938)

Federico García Lorca

Federico García Lorca nació el 5 de junio de 1898 en Granada, España. Su breve y apasionada vida, truncada a los 38 años por su asesinato a manos de la Guardia Civil franquista, deja testimonio de uno de los poetas que más apasionadamente se relacionó con su tierra. 

Parte de la generación del 27, con otros grandes escritores españoles que se reunieron para conmemorar el bicentenario del fallecimiento de Góngora, Lorca fusionó la poesía tradicional con la vanguardia, analizó las raíces gitanas, el cante jondo y otras formas populares para crear una forma de expresión que interpelaba a grupos históricamente alejados de la cultura letrada. Trabajó con una mitología nacional y también personal. Su condición de poeta, sus exilios, la pertenencia a un país y a un destino son temas constantes en él. Para Lorca, la poesía venía de la Musa (la cultura, la inteligencia), el Ángel (la inspiración) y el Duende (el dolor y el daño individual). Además, su dramaturgia nos ha dado algunos de los personajes típicos y de potencial simbólico más grandes de la literatura hispana del siglo XX, donde Shakespeare y la Biblia se combinan sin trauma con la superstición de pueblo. Bodas de sangre, Yerma, Doña rosita la soltera y La casa de Bernarda Alba son algunas de esas piezas de enorme trascendencia.

Su visita a Buenos Aires, en 1933, dejó varias estelas. Planificada para unas pocas semanas, duró seis meses en los que Lorca vivió en el Hotel Castelar y frecuentó el café Tortoni, compartiendo mesa con Victoria Ocampo, Norah Lange, Oliverio Girondo y Carlos Gardel entre otros. Federico García Lorca se consideraba a sí mismo un revolucionario, pero no un político. Afirmó:

«Yo nunca seré político. Yo soy revolucionario porque no hay verdadero poeta que no sea revolucionario».

Las reivindicaciones que buscaba pasaban, principalmente, por el plano cultural:

«Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan».

Su defensa del matriarcado, su reconocimiento a las múltiples culturas que formaban parte de España, su equiparación de la homosexualidad a la heterosexualidad, su denuncia constante a los paradigmas autoritarios llevaron a un operativo de la Guardia Civil inusualmente grande que terminó con su fusilamiento acusado de “ser espía de los rusos, estar en contacto con estos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual”.

La llama de libertad que García Lorca encendió sigue viva en España, el desconocido paradero de sus restos obliga a la memoria y a mantener su legado. Para eso, invitamos a seguir recorriendo su obra.

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