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El cuerpo del lector: del manuscrito a la realidad virtual

Aquellos que estamos comprometidos con la promoción de la lectura y la actividad escolar, notamos en los chicos y jóvenes con los que trabajamos parecen leer de otra manera. Los lamentos sobre lo difícil que es “hacer leer a los chicos” se cruzan con los datos que arrojan la mayor parte de las investigaciones sobre la lectura: parece que ahora los chicos leen más que antes.

 Si esto es realmente así ¿por qué nos cuesta tanto que lean? Está claro que los chicos leen más, pero leen otras cosas y leen de otras formas.
 Parece haber una gran distancia entre la lectura que la escuela propone y la lectura que los chicos realizan; si queremos que nuestras propuestas sean significativas, necesitamos comprender esta distancia y transitarla.

 El libro de Karin Littau Teorías de la Lectura: libros, cuerpos y bibliomanía nos propone un recorrido por las teorías acerca de la lectura atendiendo no solo a los sentidos sociales de esta actividad sino también a la materialidad de la misma, y se centra en un aspecto particularmente interesante para los educadores: el cuerpo del lector. Esta atención a la dimensión corporal de la lectura resulta sustantiva en el ámbito escolar, donde el cuerpo aparece sumamente “ignorado” a pesar de ser constantemente moldeado y “disciplinado”
 De la lectura en voz alta a la lectura silenciosa; de la cultura manuscrita a la cultura tipográfica; de la cultura impresa a los hipermedios, las formas de participación del cuerpo en la lectura y sus implicancias fueron variando. Atender a las operaciones físicas implicadas en la lectura en voz alta o en la lectura silenciosa, en la lectura en el papel o en la pantalla es una cuenta pendiente en las escuelas, y es imprescindible si queremos comprender las diferencias entre las formas de leer que proponemos y las formas en que los chicos leen.
 El siglo veinte marca la transición de una cultura impresa basada en el papel a una cultura basada en las pantallas.

Esta transición nos ha atravesado y constituido, pero los niños y adolescentes de hoy nacieron en el “reino de las pantallas”. ¿Qué pasa con el lector en medio de estos cambios? El libro de Littau nos describe los diferentes lugares del lector y las operaciones que esto involucra: el lector pasa a ser escritor y de la mano de la realidad virtual, actor. El material impreso, el cine y la computadora establecen relaciones muy diferentes con el cuerpo de los lectores ¿hasta qué punto las entendemos y las consideramos en nuestro trabajo con ellos?
 El texto se asoma también a las diferencias entre el hipertexto, que, a pesar de las reticencias se viene asomando en las escuelas, y la realidad virtual, todavía relegada al ámbito doméstico y para unos pocos privilegiados. Es interesante la comparación que establece entre el hipertexto donde lo alfabético ocupa un lugar importante y la realidad virtual basada totalmente en imágenes y en la cual el papel de la pantalla como mediadora desaparece.
 Sobre el hipertexto, nos muestra su incidencia en nuestra forma de percibir, como nos lleva a establecer vínculos intra y extra textuales, que si bien se establecen, no siempre podemos notarlo y aprovecharlos. Observa también el pasaje del conocimiento “contenido en el libro” al “conocimiento en red”, y cómo esto potencia el pensamiento relacional del lector. Littau, afirma que la tecnología digital al modificar nuestra percepción de la realidad, ha modificado nuestro “hardware” (el cerebro) haciendo posible operaciones que los niños de otros siglos nunca tuvieron necesidad de realizar.

Otro elemento valioso para pensarnos frente a estas nuevas formas de leer que a veces no reconocemos, es el recorrido que hace la autora, mostrando cómo en diferentes épocas, los cambios en la forma de leer generaron debates y temores, y asociados a estos se fueron generando prácticas para atemperar esas posibles consecuencias.  Es interesante ver como las diferentes formas de lectura fueron percibidas en todas las épocas como potencialmente peligrosas y podemos rastrear varias de las prácticas escolares y asociarlas a respuestas a estros posibles “peligros”.

Así recupera diferentes  “consejos” para paliar, entre otras cosas, los posibles “efectos negativos” de la fiebre novelesca, que generaba que “hasta los de más baja condición leyeran cualquier cosa”, y se alarmaban de la adicción a las novelas en el siglo XVIII, como hoy nos alarmamos de la adicción a las pantallas.

Raquel Gamarnick

Bibliografía sobre el tema disponible en la BNM

Littau, Karin. Teorías de la lectura: libros, cuerpos y bibliomanía. Buenos Aires, Manantial, 2008

Chartier, Anne-Marie ; Rockwell, Elsie (pról.). Enseñar a leer y escribir : una aproximación histórica. México; Fondo de Cultura Económica; 2004

Chartier, Anne-Marie ; Hébrard, Jean. La lectura de un siglo a otro : discursos sobre la lectura [1980-2000]. Barcelona : Gedisa, 2002

Chartier, Anne-Marie ; Hébrard, Jean. Discursos sobre la lectura [1880-1980]. Barcelona : Gedisa, 1994

Meek, Margaret e Rafael Segovia Albán. En torno a la cultura escrita. México: Fondo de Cultura Económica, 2004

Enlaces de interés

http://portal.educ.ar/debates/educacionytic/nuevos-alfabetismos/por-un-aprendizaje-hipertextual.php

http://www.educared.org.ar/tecnologia/aventuraseninternet/index.php?q=node/39

http://portal.educ.ar/debates/educacionytic/de-la-realidad-fisica-a-la-rea.php

http://www.care.org.ar/archivos/rv.pdf
 

2 pensamientos en “El cuerpo del lector: del manuscrito a la realidad virtual”

  1. Le felicito por este certero artículo.
    Los formatos de textos han cambiado mucho en las últimas décadas y son muchos los factores que han intervenido en esos cambios.
    Gracias

  2. Buscando texto para análisis de la lectura del libro “el lector” (The reader) paré aqui. lITERATURA ALEMANA DE LETRAS ME ESTA DANDO VUELTA
    LA CABEZA, PERO A DIFERENCIA DE HANNA… A MI ME VA A VOLVER LOCA. JA,JA.

    Muy bien, la lectura le cambia el “cerebro” a Hannna.
    Al final se reconoce mediante tanta lectura del Holocausto.
    Tal vez por eso acaba ella misma con su vida.
    O porque ya qué sentido tendría estar ante un lector.
    YA HABÍA DESCUBIERTO. YA S EHABÍA DESCUBIERTO.

    SALUDOS

    RATON.

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