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Se presentó «Cortázar y la música, un umbral de armonías»

"Cortázar y la música, un umbral de armonías" por Agustina Lezcano

¿Qué es lo específico en la música? ¿A qué lugar nos lleva la música cuando al escucharla aceptamos estar en ella? ¿Qué es lo que cada uno de nosotros verdaderamente persigue? Estas fueron algunas de las preguntas que Agustina Lezcano -arquitecta, investigadora y artista plástica- nos invitó a respondernos en su charla, realizada en el marco del ciclo «Corcheas en su tinta».

Estuvo acompañada por Patricia Morra -voz- y Lisandro Garnero -guitarra-, quienes interpretaron los clásicos del jazz «Autumn Leaves», «Summertime», «It had to be you», «Wave» y «I can´t give you anything but love»

Lisandro Garnero y Patricia Morra
Lisandro Garnero y Patricia Morra

Lezcano nos introdujo en la vida de Julio Cortázar y en la relación que tuvo con la música, su verdadera pasión. Estudió piano, clarinete y luego la trompeta. La música era parte de su vida, lo acompañaba horas y horas diariamente en su intimidad, lo acercó a valiosas amistades y hasta logró entremezclarse en su producción literaria. Muchas de sus obras contienen personajes dedicados a la música: Rayuela, El perseguidor, Las ménades, Un tal Lucas. Cuando en 1978 le preguntaron por la influencia del jazz en su vida, él respondió que este género lo había instruido en cierta sensibilidad del swing que se tradujo luego en el ritmo que se percibe en su estilo de escribir.

El perseguidor, publicado en 1959 en Las armas secretas, hace referencia a la vida del saxofonista estadounidense Charlie Parker, que en la obra de Cortázar se encarna en Johnny Carter. Carter es un saxofonista que se encuentra en la ciudad de París, rodeado de amigos y colegas con los que se embarca en la grabación de un nuevo disco. Uno de esos amigos es Bruno, con quien conversa sobre la idea del tiempo en la música, la idea de umbral y, finalmente, la figura del hombre que persigue algo incansablemente y no sabe qué es.

Johnny está obsesionado con el tiempo y describe dos tipos: el tiempo de los relojes, el de la gente común, y el tiempo de la música. Cuando Johnny toca el saxo el tiempo se detiene o se acelera infinitamente. Deja de seguir la tortuosa marcha de los segundos, los minutos y las horas porque es un tiempo que no puede medirse, es un tiempo que está en otro lado. Si buscamos en la filosofía, podremos encontrar estas dos ideas de tiempo: San Agustín y Henri Bergson. Uno, es el tiempo lineal, físico, en el que viven los hombres y que miden las máquinas que llamamos reloj. Y el otro, es un tiempo alejado de las cuestiones espaciales, que no es cuantificable, un tiempo psicológico que expresa nuestra experiencia de la realidad. Johnny intenta incansablemente, a través de distintas metáforas, explicarle a su amigo Bruno que el tiempo que él experimenta cuando hace sonar su saxo es el tiempo de Henri Bergson. Es un tiempo que no cabe en los relojes. Es otro tiempo.

Lezcano avanza con la segunda idea, la idea de umbral. Para Carter la música no solo lo saca del tiempo, sino que lo lleva a otro lugar. Espacialmente Johnny experimenta estar en otro sitio. La música se convierte en un pasaje que además de temporal es espacial. Esta idea de transportación es asimilable a la idea de umbral que Walter Benjamin desarrolla en el Libro de los pasajes. Los umbrales -esas extensiones de espacio o tiempo que nos separan de distintas épocas, lugares y momentos- son también el medio por el cual nos dirigimos de una zona a otra. La música es para Johnny Carter un umbral, un dispositivo que lo saca del tiempo y del lugar y que él se dispone a recorrer para llegar a ese otro sitio que tanto desea conocer, el otro lado de la realidad, al que quiere llegar pateando la puerta con su música.

Luego, se expone la tercera idea que nos permite indagar este cuento: la idea del perseguidor. Johnny Carter se somete al umbral musical donde el tiempo deja de existir como lo conocemos porque quiere llegar a un nuevo lugar, porque lo está buscando, está luchando por su encuentro. No sabemos cómo se llama eso que busca pero sí que hace música porque es un cazador, un perseguidor.

Esta charla se propuso releer el cuento El Perseguidor a través de las ideas de tiempo y umbral que ofrece la filosofía para poder entender lo que Cortázar valora en el jazz y descubrir a dónde el jazz puede llevarnos a nosotros mismos. «Si nosotros, hombres comunes como nos llamaría Johnny, nos damos la posibilidad de someternos a ese momento umbral que nos ofrece la música, podríamos preguntarnos ¿A qué lugar nos lleva la música cuando al escucharla aceptamos estar en ella? ¿Qué es lo que cada uno de nosotros verdaderamente persigue?», finalizó Lezcano.

"Cortázar y la música, un umbral de armonías" por Agustina Lezcano
“Cortázar y la música, un umbral de armonías” por Agustina Lezcano

"Cortázar y la música, un umbral de armonías" por Agustina Lezcano