Un 2 de julio de 1877 nacía en Wurtemberg, Alemania, Hermann Karl Hesse. Su obra sigue constituyendo una fascinante puerta de entrada a la gran literatura para los jóvenes y un objeto de estudio constante para los académicos.
Fue criado en una familia de férreos principios religiosos pietistas, en los que la experiencia personal y el contacto de primera mano con los textos sagrados resulta más relevante que la liturgia. A sus 15 años, su vocación de poeta ya estaba definida. Había abandonado el seminario evangélico y rechazado otros intentos de educación formal. Tras coquetear con la idea del suicidio y una temporada en el manicomio de Stetten Im Remstal, Hesse empezaría a trabajar como ayudante de librero y mecánico relojero. Su formación lectora se completaría en el tiempo libre que le dejaba esa librería después de la jornada laboral. Producto de estos encuentros con los libros y un sentir místico potente que destaca su intensa interioridad, Hesse escribiría sus primeros poemarios. Hacia 1904, su novela Peter Camnzind lo consagraría como escritor.
En distintos viajes buscó otros mundos como inspiración. Recorrió Italia, Ceilán e Indonesia. Declarado inútil para combatir en la Primera Guerra Mundial, sus escritos de la época, contrarios al nacionalismo, lo llevaron a arduas polémicas y amenazas que, junto con una serie de desgracias familiares, minaron su salud mental y lo llevaron a tener un gran interés por el mundo de los símbolos y el psicoanálisis de Jung. Fruto de esto es una de sus obras más conocidas, la novela de iniciación Demian que publicaría con el seudónimo de Emil Sinclair. El éxito fue enorme y lo confirmó como un referente literario para todas las literaturas juveniles posteriores. Entre sus obras se destacarían, también, el clásico Siddharta (1922) en el que expresa su devoción a la cultura de la India y El lobo estepario (1927), quizás su novela más popular. Se interesó también por la pintura, llegando a practicarla y a hacerla parte de su prosa.
Durante el ascenso del nazismo, Hesse protegió a otros autores alemanes como Bertolt Brecht y Thomas Mann al tiempo que se opuso a la situación política mostrándose a favor de autores perseguidos. Los periódicos alemanes dejaron de publicarlo, pero su testimonio de resistencia y su ideal de una cultura que pueda abrevar de todas las tradiciones lo hicieron merecedor del premio Nobel de literatura.
El 9 de agosto de 1962, con 85 años, murió Herman Hesse. Su transformación milagrosa que le permitió convertirse en uno de los principales escritores del siglo XX a partir de sus lecturas a escondidas en una librería sigue siendo una invitación para recorrer la biblioteca y encontrar en ella libros transformadores. Por ejemplo, los de Hermann Hesse.