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Samuel Beckett

El 13 de abril de 1906, en Dublin, Irlanda, nació uno de los escritores fundamentales del siglo XX: Samuel Barclay Beckett. Asistente de James Joyce y figura fundamental de una generación sobresaliente de escritores irlandeses, la narrativa de Beckett expresa el sinsentido de un mundo que había llegado a la Segunda Guerra Mundial en la que participó como mensajero de la Resistencia Francesa. Después de la experiencia bélica, toda su obra pasaría a tener una enorme coherencia en una lucha épica por vaciar, por quitar lo superfluo y llegar a una nada esencial ante un mundo que cada vez se mostraba más absurdo. Además de su afición por la música y diversos deportes, en su juventud estudió francés e inglés. Con los años, probaría escribir obras directamente en francés, a contrapelo de su lengua madre: “mi propia lengua cada vez se me antoja más un velo que ha de rasgarse para acceder a las cosas o a la Nada que haya tras él. La gramática y el estilo. Para mí son tan superfluos como el traje de baño en la época victoriana o el porte impertérrito de un caballero genuino. Mera máscara”. Así, cambió de lengua intentando llegar a una escritura sin estilo.

Sus experimentaciones literarias lo llevaron a discutir y romper cualquier categoría clásica de personaje, tema, espacio o tiempo narrativo. Todos los recodos donde el sentido busca asirse fueron atacados por Beckett con resultados superlativos, siendo los más notables, quizás, los de su dramaturgia. Esperando a Godot, de 1952, es su obra más popular y ha sido elegida como la pieza teatral más importante del siglo XX. Allí, Vladimir y Estragón esperan la llegada de un señor Godot que no se presentará a lo largo de toda la obra, al final de ambos actos, un niño anuncia que Godot llegará mañana. Ninguna convención teatral quedará en pie después de la pieza en los que se produce esa extraña sensación de que no ha pasado nada y, sin embargo, se ha ido la vida entera. Beckett armó una épica del fracaso, de las dificultades y, a su vez, de la imposibilidad del ser humano para dejar de insistir ante lo absoluto de la muerte, la falta de ley y el sinsentido. Se lo asoció con el teatro del absurdo, categoría que Beckett siempre rechazó. Para él, sus obras no tenían nada de absurdo.

Kit para armar

Dedicó sus esfuerzos también a la radio, la televisión y el cine, donde dirigió el corto Film, una de las últimas apariciones de Buster Keaton en pantalla. Samuel Beckett murió el 22 de diciembre de 1989, cinco meses después que su esposa Suzanne Déchevaux-Dumesnil.

Los textos de Beckett nos enfrentan con un límite, una rara perfección que surge a partir de su temible lucidez. Beckett esquivó la fama y los honores que su obra generó. Sin embargo, también fracasó en eso, ironía suprema de un autor fascinado con el fracaso. El Premio Nobel de Literatura de 1969 fue otorgado a Samuel Beckett “por su escritura que, a través de nuevas formas para la novela y el teatro, hace que la pobreza extrema del hombre moderno se vuelva su elevación”.

“Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor” – Beckett, Rumbo a peor.

Las obras de Beckett pueden ser consultadas en nuestra biblioteca.

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