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Formar usuarios de la información en el marco de la sociedad de redes, es todo un desafío. El predominio del formato hipertextual, implica bastante más de lo que habitualmente percibimos, y si queremos favorecer la lectura crítica del hipertexto, es necesario comenzar a construir conocimiento en torno a la lectura y la escritura en estos entornos.


En “Educación: riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información” Burbules y Callister observan que en la escritura del texto tradicional, se tiende a excluir más que a incluir, privilegiamos ciertas ideas, conceptos o datos sobre otros y decidimos que incluimos o no en él. Los hipertextos en cambio son menos excluyentes. La cantidad de información a la que se accede a través de los enlaces es ilimitada… o eso parece.  El hipertexto también tiene sus reglas y sus omisiones, tiene su propia gramática y construye una retórica, y no podemos formar hiperlectores si no logramos comprenderla. 
Para los autores, con el hipertexto, la escritura se transforma en diseño. La información tiene una arquitectura que condiciona el tránsito, los enlaces, las interacciones y la participación. Así los bibliotecarios, documentalistas, compiladores, por ejemplo, se transforman en “escritores” que contribuyen a organizar la información, el acceso, los tránsitos posibles. Habría que preguntarse qué implica la lectura activa en entornos hipertextuales, y un primer paso es pensar en las formas en que se manifiesta la hiperlectura.Los autores, distinguen tres formas que dan lugar a tres tipos de “lectores” diferentes:
• los navegadores, superficiales y curiosos, se dejan llevar por su interés momentáneo y se pierden fluyendo por los hipertextos, no trabajan sistemáticamente con la información, solo transitan por ella, recibiendo lo que se les brinda;
• los usuarios, saben lo que buscan, persiguen información precisa en función de un objetivo y la integran a una tarea o interés previo.
• los hiperlectores, interactúan con el hipertexto y contribuyen a delinearlo, lo modifican, lo alteran en función de sus intereses y deseos.

Cada uno de estos tipos de lectores implica un conjunto de capacidades y requiere formas de intervención distintas. En nuestras escuelas tenemos “navegadores”, intentamos formar “usuarios” pero muy pocas veces nos planteamos cómo formar “hiperlectores”. Es a estas competencias que deberíamos apuntar si lo que buscamos es formar lectores críticos. Ser un lector crítico en este contexto implica conocer la “gramática” del hipertexto y no solo transitar o utilizar el mismo.
Los autores no solo reflexionan sobre las competencias de los hiperlectores, sino también sobre las características de los hipertextos y las formas de construir entornos hipertextuales que realmente favorezcan el protagonismo del lector.
Bibliografía sobre el tema disponible en la BNM

Burbules, N.; Callister, T. Educación: riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información. Buenos Aires, Granica, 2006

Burbules, Nicholas C. La red como un lugar retórico en Alfabetismos digitales : comunicación, innovación y educación en la era electrónica. Archidona : Enseñanza Abierta de Andalucía, 2004. p. 115-128

San Martín, Patricia. Hipertexto: seis propuestas para este milenio. Buenos Aires, La crujía, 2003

Emiliozzi, Irma (director). La aventura textual: de la lengua a los nuevos lenguajes. Buenos Aires : Stella, 2003

Landow, George P. (compilador). Teoría del hipertexto. Barcelona, Paidós, 1997
Enlaces de interés

http://www.eldanet.org/Eldanet/flash

http://www.educared.org.ar/ai_2005/images/pres.pdf.

http://www.educared.org.ar/comunidades/

 

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