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Libro dorado con R en lomo

En la BNM contamos con una parte importante de la biblioteca que perteneció a la poetisa argentina Alejandra Pizarnik (otra parte está en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno). Son los libros que acompañaron a Pizarnik en sus frecuentes mudanzas, viajes, excursiones y, en definitiva, en cada momento de su vida.

Pizarnik se apropiaba de sus libros, los escribía con birome y marcadores de colores, los llenaba de signos, comentarios, traducciones y onomatopeyas. Algunos de sus libros, ajados de tanto uso y transporte, tienen el lomo reconstruido o con algún tipo de cubierta protectora. Lomos de tela, de pana, de arpillera, de cinta, de papel duro opaco o brillante… uno de los más interesantes es una Antología Poética, de Rainer Maria Rilke. La edición, de la Colección Austral de Espasa-Calpe, está protegida por una hermosa cobertura hecha de papel metalizado dorado. En la parte alta del lomo, Pizarnik recortó y pegó una letra r negra, para reconocer a su autor.

Libros intervenidos por Alejandra

Dentro, varios de los poemas se encuentran subrayados o comentados por la mano de Alejandra. Esto se conoce como su marginalia. Entre algunos de los versos más tempranos que Alejandra marcó se encuentran estos, fechados en 1896:

“Tú no tienes que entender la vida,
entonces será como una fiesta.
Deja que los días te sucedan
lo mismo que a una niña que, andando,
deja que cada brisa
le prodigue innumerables flores”

Con un tono inusualmente positivo (tanto para el poeta de lengua alemana como para nuestra poetisa) que celebra la vida como una fiesta, un joven Rilke de 19 años se mostraba expectante por el futuro. Quizás, en algún punto, Alejandra Pizarnik haya compartido tal curiosidad. Más adelante en la obra, específicamente en la Octava Elegía de Duino, Pizarnik subraya dos versos que se contraponen notablemente con los primeros, tanto en tono como en el léxico:

“Porque en la proximidad de la muerte ya no se ve más la muerte, y los ojos quedan fijos en la lejanía, acaso con esa gran mirada del animal”

 

En su propia poesía, Alejandra también pensaba en la mirada del animal. Así, en un poema fechado en 1972 que nunca publicó pero que se reproduce en su Poesía (1955-1972), Alejandra ofrece la siguiente metáfora: “el sol como un gran animal demasiado amarillo”. Allá arriba en el cielo, siempre agazapado, el sol como animal termina convirtiéndose en una imagen del final.

En septiembre de este año se cumplen cincuenta del triste final de Alejandra Pizarnik. En la BNM estamos preparando actividades especiales para celebrar a esta importante figura de nuestra literatura.

La biblioteca personal de Alejandra Pizarnik y las de otras escritoras y educadoras argentinas que también han sido donadas a la Biblioteca se encuentran en la Sala Americana cuyo horario de atención es de lunes a viernes de 9 a 20 h. Para acceder a su consulta, es necesario asociarse a la BNM como investigador/a.