23 de octubre: aniversario del nacimiento de Norah Lange (1905-1972)

Los poemas y las novelas de Norah Lange a menudo corren la injusta suerte de verse relegados por el peso del dato anecdótico, por la forma en la que los varones de su generación gravitaron alrededor de ella.

Suele añadirse rápidamente a su nombre algún epíteto, como “esposa de Oliverio Girondo”, “musa del ultraísmo” o tenerla como el largamente ansiado y postergado objeto de deseo de Jorge Luis Borges y Leopoldo Marechal, quien la transformaría en Solveig Amundsen el desdichado amor al que Adán Buenosayres le dedica su Cuaderno de tapas azules.

Su ascendencia nórdica es también tema de interés. Sin embargo, volver a su obra permite considerarla en una dimensión más justa, como una escritora destacada que abrió camino a muchas otras, que consiguió dar cuenta de una sensibilidad propia a partir del ritual cotidiano de describir con su propia mirada, siempre original y siempre profunda, el mundo que la rodeaba.

Hay en sus obras una marcada capacidad de dotar de cierta dignidad metafísica a los objetos cotidianos. Su poesía consigue fusionar el sentimiento profundo con la experiencia de deambular por una ciudad en continua transformación, donde todo es pasible de ser mirado como espectáculo, incluso la injusticia.

Leemos en Amanecer este anverso y reverso de los tiempos modernos, donde la innovación técnica coincide con la pobreza creciente:

Todas las tardes terminan su cansancio.
Los letreros luminosos duermen
el asombro de sus colores
y anticipan la contemplación de cada pobre.

Así también, la poesía de Norah Lange ilumina zonas nuevas, hay una búsqueda vanguardista de mezclar la vida y el arte. La innovación en métrica y temas que propone Norah Lange está en consonancia con su vinculación al grupo Martín Fierro y luego al grupo Proa.

Sin embargo, la apuesta más fuerte en la literatura de Norah Lange está en su prosa. Tanto en su narrativa, zona históricamente más vedada a lo femenino, como en sus discursos, se destacan allí textos de una enorme porosidad, repletos de ambigüedades, tensiones y humor que sirven para corroer la imagen de escritora supeditada a los deseos de los hombres que la rodearon. Hay allí una enorme libertad y ganas de forzar los límites de su pluma y, con ello, expandir el universo de lo representable para la literatura argentina en general y las escritoras mujeres en particular.

Un 23 de octubre de 1905, nació Norah Lange. Moriría el 4 de agosto de 1972. La senda que trazó sigue siendo un camino a recorrer, para lo cual recomendamos, como siempre, volver a sus obras.