Saltar al contenido principal

Homenaje a Honoré de Balzac (20 de mayo de 1791- 18 de agosto de 1850)

Atado a la mesa de trabajo, adicto a la cafeína, escribiendo con pulsión maniática para intentar levantar su eterno endeudamiento, Honoré De Balzac creó una de las piezas fundamentales de la historia de la literatura. Su Comedia humana consiste en decenas de novelas en las que los personajes se repiten, los que son principales en un momento se transforman en secundarios en otro texto y, escrito a escrito, va moldeando una geografía de París que repasa los ambientes y caracteres de los siglos XVIII, XIX que prefiguran el siglo XX.

Sus escritos generaron las lecturas más diversas, padre del realismo, es uno de los precursores también del naturalismo al ver la íntima relación entre un personaje y su hábitat, como el comienzo de Le père Goriot en el que compara a la posadera Mme. Vauquer con su pensión. Si bien su obra dice estar iluminada por las “grandes verdades” de la monarquía y la Iglesia, Friedrich Engels afirmaba que los escritos balzacianos ayudaron a Marx a comprender mejor que los tratados económicos la realidad francesa. Sus escritos son abismos en los que se puede encontrar todo, Balzac afirmaba desear hacerle “la competencia al registro civil” y es cierto que no dejó elemento sin tratar, allí están las artes, las ciencias, la filosofía, la psicología, la política y la sociología de una época. Su trabajo marcaría para siempre la novela en el siglo, por excelencia, novelístico: el diecinueve.

Nacido el 20 de mayo de 1799, heredó los cambios de apellido que su padre había pergeñado para parecer aristocrático. La frialdad y distancia con la que fue criado se completarían con estudios en un colegio internado en los que las burlas de sus compañeros y el mal desempeño académico eran moneda corriente. Terminaría recibiéndose de abogado con la férrea oposición de su familia a cualquier afición literaria. Tras rechazar ser socio de un despacho jurídico, se marchó a París buscando el éxito literario. Fracasaría tempranamente como dramaturgo en verso, una de las primeras críticas de su obra le recomendaría dedicarse a la prosa.

Su capacidad de trabajo lo convertiría en escritor de folletines. Pronto, entendería que la literatura puede ser también un negocio y escribiría por encargo con multitud de seudónimos y temáticas abordadas. Emprendimientos editoriales de mala fortuna lo sumergen en deudas y en la costumbre de tomar nuevas deudas para pagar viejas. Por obligación, adquiere el hábito de escribir unas 15 horas al día, sus novelas resultan exitosas, pero van siempre a la par de los desastres financieros. Son míticas también las ocasiones en las que debía salir disfrazado para esquivar a sus deudores. Su Comedia humana terminaría siendo un proyecto de 137 novelas relacionadas, 50 de ellas quedaron incompletas. Un 18 de agosto de 1850, muere Honoré de Balzac, su carrera por describirlo todo se vio truncada, pero ese ímpetu incansable marcaría la figura del escritor y del intelectual en las generaciones siguientes. Victor Hugo, Zola y otros escritores franceses lo tomaron como faro y reverenciaron su producción.

Volver a Balzac hoy permite entender, sin exageración, a la humanidad entera. Sus personajes saltan de las páginas y se cruzan con nosotros en la calle, en los lugares más íntimos y en los más públicos. Algunas de estas incontables obras están en la Biblioteca Nacional de Maestros, ávidas de ser consultadas.

Imagen que abre nota extraída de: Les géants; Balzac, Honore de.  [S.l.] : Paris Match, 1970.

Comentá esta noticia

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.