Boletín electrónico Año 4 No 35
Diciembre 2006
ISSN 1667-8397
Pizzurno 953 (C1020ACA) 4129-1272
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Biblioteca Nacional de Maestros
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología
 
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Crónica de un nuevo encuentro
 

Ya a la mañana, comenzaron a ingresar. Sin prisa pero sin pausa, muchas caras que nos sonreían. Algunas, denotaban cansancio de un viaje que había durado toda la noche, otras, las presiones de un viaje en micro o tren desde el conurbano. Muchas conocidas de años anteriores con las que compartíamos un sincero abrazo, otras nuevas que por primera vez se asomaban a esa marea de sillas apegadas que inundaban el Galpón. Las manos de algunos compañeros no paraban de entregar bolsas, las de los responsables de algunas editoriales su material y libros, y al final de esa caminata de bienvenida, un café para iniciar un largo día.

Es difícil (y demasiado largo) relatar las distintas emociones, reflexiones, acuerdos, desacuerdos, que se fueron dando en torno a las distintas palabras de quienes ocuparon el escenario. Una conjunción de textos con aportes en los que se imbricaba lo pedagógico con lo político, lo estratégico con la experiencia próxima y posible, lo vivencial de cada sujeto con las miradas colectivas, las narrativas desde la exclusión en un castellano con perfume francés, el recorrido por Latinoamérica con aroma a café, el argumento y la síntesis, la crítica y el debate. Todo, vitalmente puesto en nuestra preocupación: las bibliotecas como escenarios para crecer, conocer y crear.

Los talleres aportaron un espacio particularmente enriquecido con las búsquedas e inquietudes de todos: talleristas y asistentes. En ellos se comentó, escuchó, leyó, cortó y armó, analizó, sorprendió, aprendió, intercambió, disfrutó… El conocimiento construido colectivamente fue su resultado y el placer de participar, su sentido.

Un final con debate, en el que la nueva Ley de Educación estuvo en palabras del Ministro Daniel Filmus y se argumentó, se clarificó, se identificaron logros y deudas pendientes. Fue valioso.

Las palabras finales de nuestra escritora invitada fueron un bálsamo al vértigo y la puesta de la emoción, allí sobre la mesa.

Ya todo terminaba. La entrega ruidosa y complicada de algunos certificados se daba mientras los números del sorteo con los libros donados se unían a los destinos de quienes allí estaban: Campana, Junín, Córdoba, entre tantas.

Y sólo quedaba ya la despedida con un simple gracias, que resultaba tan fuerte para todos nosotros. En realidad eran mil doscientos gracias que queríamos dar a cada uno de los que nos habían acompañado.

Ya el espacio vacío, los pies cansados, las sonrisas y abrazos por todo lo que habíamos vivido… y ya las preguntas para el año próximo: ¿si hacemos videoconferencias en simultáneo para todo el interior para que los bibliotecarios de los lugares más lejanos puedan estar presentes?

Ahora, a seguir trabajando por las bibliotecas y los bibliotecarios, en éste, nuestro sueño compartido.


Lic. Adriana Redondo