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Boletín
electrónico Año 4 No 31 |
Agosto
2006 |
ISSN
1667-8397 |
Pizzurno
953 (C1020ACA) 4129-1272 |
Línea
gratuita: 0800-666 6293 |
Biblioteca
Nacional de Maestros |
Ministerio
de Educación, Ciencia y Tecnología |
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http://www.bnm.me.gov.ar |
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HALLAZGOS
EN LA BNM |
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No es necesaria la sangre para
que la letra entre |
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“El
decreto de la histórica asamblea del 9 de octubre de 1813,
aboliendo la bárbara práctica de los azotes en las
escuelas, pudo recién ser realidad con la ley del 84, y esto
bastaría para justificar la conmemoración del cincuentenario,
si no fuera que además salvó también a los
niños argentinos de los traumatismos mentales, para lo que
libraron duras batallas los parlamentarios de la época...”
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El objetivo
de esta sección es dar a conocer piezas de valor histórico
que constituyen el fondo patrimonial de la BNM a la vez que una
invitación a consultarlas.
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Hoy
presentamos: “La inquisición en
la escuela” escrito por Ángel Giménez y publicado
por la Sociedad luz – Universidad Popular en 1934.
La sociedad Luz – Universidad Popular fue fundada en 1899
y desde entonces ha desarrollado actividades sociales y educativas
de acuerdo a los objetivos que se planteó al momento de
su creación, y que quedaron materializados en los estatutos
aprobados en 1910, que aún están vigentes y que
contemplaban necesidades de la clase trabajadora y de los inmigrantes.
Entre sus primeros activistas se cuentan figuras de la talla de
Juan B. Justo, Nicolás Repetto, Alfredo L. Palacios y el
propio Ángel Jiménez, para quienes el concepto de
cultura popular sostenido por el socialismo se contraponía
al sistema oficial que privilegiaba a las clases acomodadas.
Para cumplir con sus propósitos, elaboraban y difundían
con fines pedagógicos, folletos sobre salud, higiene bucal,
guías para las buenas madres, campañas contra del
consumo de alcohol.
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Que
quede claro...
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“Ayer:
Quien bien te quiera te hará llorar (...) Más puede
una paliza que un buen sermón
Hoy:
Es prohibido a los directores, subdirectores o ayudantes de las
escuelas públicas imponer a los alumnos castigos corporales
y afrentosos. (Ley 1420. Art 28, inc 3)”
¿Qué condiciones deben establecerse para el ingreso
á los Colegios Nacionales de Enseñanza secundaria?”
” |
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La ley expresa
las ideas de un mundo civilizado y es una ley laica aunque en
su texto sólo mencione el carácter de gratuidad
y obligatoriedad. Ha cumplido una misión docente y ha formado
una nueva generación inspirada en las ideas democráticas,
republicanas y liberales, junto a las verdades de la ciencia y
el trabajo.
“No encuadra (...) analizar lo que era la escuela antes
de la ley y sólo nos ocuparemos de los castigos que se
empleaban para reprimir las faltas de los niños, y a través
de mis lecturas, no he encontrado para expresar estos tiempos
pretéritos, nada mejor que el término la inquisición
en la escuela”
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¿Para
quién la escuela?
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“Pobre
cosa eran las escuelas del coloniaje, las del Rey, que se preocupaban
sólo de la educación de los niños de los que
gobernaban, peninsulares o criollos, el resto vivía en las
tinieblas de la más completa ignorancia: indígenas,
negros o mestizos...”
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El tiempo
y los acontecimientos hicieron que las escuelas del rey se convirtieran
en escuelas de la patria, pero muchas siguieron usando los viejos
métodos, “las brutales reprimendas”, las amenazas
por las que “llevaban a los niños a ver los instrumentos
de la Inquisición de Buenos Aires (...) que la Asamblea
del Año XIII dispuso que sean quemados en la Plaza de mayo”
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Causales
de condena
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“...
el menor movimiento desordenado, un tintero caído por acaso,
la voz alta, la lección algo mascado, un gesto, era bastante
motivo para mandar un niño al rincón”
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Desnudarlos,
azotarlos, “usar disciplinas de púas” contra
las paredes “ennegrecidas con la sangre salpicada diariamente,
años y años” o usar las pilas de basura como
pedestal, eran prácticas regulares en las tareas diarias
de la escuela y recuerdos descriptos con minuciosidad por historiadores,
testigos y protagonistas.
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Cocinero,
¡tráeme el huevo!
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“El
cocinero conocía su deber (...) el maestro que tenía
el niño asegurado entre sus piernas, le apretó la
garganta para que abriese la boca y entrándole el huevo
(...) hasta producido el efecto (...) Este acto de barbarie dejó
para siempre aleccionado al niño, pero no motivó
reclamo alguno de sus padres...”
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Azotaína
por lo hecho y azotaína por lo que pudiere, “esta
era la moral de la escuela y todos nuestros padres habían
sido enseñados así” azotados por hablar, por
callar, por estar cerca, por estar lejos, por algo que le ocurriera
al maestro o que se le ocurriera.
Cuentan historiadores, testigos y protagonistas” que el
maestro mismo se complacía en anunciar a sus discípulos
(...) que ese día estaba de mal humor y lloverían
azotes, bofetadas, puntapiés y malos tratamientos sobre
todos sin distinción”
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Necesito
para la escuela un cepo
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“...
si el gobierno considerara conveniente hacerlo, costearé
de mi parte las argollas y el candado que se necesiten para tenerlo
corriente”
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Un chicote,
las orejas de burro, la palmeta de madera dura, o la de cuero
crudo preferida por que al ser flexible y con agujeros provocaba
más dolor, la lengua de trapo, una vara de membrillo ...
pero ”había maestros más refinados en sus
instintos brutales que hacían poner de rodillas sobre granos
de maíz o garbanzos; los que colocaban una lapicera o una
regla a modo de mordaza Como única condición, debiendo
estar con los brazos cruzados en la espalda; los que debían
tener la boca llena con el buche de agua, con la prohibición
de tragarlo o expelerlo” algunos practicados dentro del
aula y otros en la calle, en la esquina de la escuela, sin distinguir
niñas de varones.
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Pero
no hay mal que dure cien años
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“La
histórica ley de 1884, ley de justicia redentora de de
las reivindicaciones de los niños humanizó la escuela,
buscó hacerla una prolongación del hogar (...) atrayente
y agradable”
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“Los
hombres que redactaron la ley supieron desentrañar de la
observación y de la práctica diaria, más
que de la erudición de los libros”, todo eso que
hoy la psicología reconoce como peligro por el rastro que
deja para el futuro, rescatando las maneras suaves, la voz dulce
y simpática, “el poder latente en el rostro del maestro”
para orientar a la humanidad hacia un mundo mejor.
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Este
libro puede consultarse en la Sala Americana – SA 39-09-26
La versión
digitalizada, en texto completo se encuentra en:
http://www.bnm.me.gov.ar/ebooks/bnmreader.php?inv=00010178
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Por
Ana Diamant |
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