La visité 
                en mi estadía reciente en Chile, donde trabajamos con Constanza 
                Mekis - Coordinadora de la unidad 
                Bibliotecas Escolares / CRA de la Dirección de Currículo 
                y Evaluación del Ministerio de Educación de Chile.
              Una soleada 
                mañana nos dirigimos a Pedahuel, una comunidad aledaña 
                a la ciudad de Santiago fanática por el desarrollo de sus 
                bibliotecas. Desde el intendente hasta Lavinia Serra, Directora 
                Comunal de Bibliotecas, pasando por los CRA y hasta la directora 
                de las bibliotecas públicas de la municipalidad, generan 
                acciones coordinadas para construir puentes de comunicación 
                y desarrollo entre los distintos tipos de bibliotecas y la formación 
                de sus usuarios, así como para la optimización de 
                los activos locales.
              Nuestro propósito 
                era visitar esa biblioteca escolar, situada en la escuela de niñas 
                “Elvira Santa CRUZ” N° 388, visita preparada por 
                Constanza para mostrarme el desarrollo del sistema de información 
                en las bibliotecas de las escuelas chilenas.
              Con María 
                José Dulcic, del equipo de Constanza, entramos a la institución 
                y nos recibió afablemente la Directora María Teresa 
                Mutis, fiel ejemplo de las “Dires” que se 
                prenden en toda innovación que se proponga para movilizar 
                a los espacios de la biblioteca y sus materiales como pivote de 
                la lectura y la investigación en las aulas.
              Llegaron alumnas 
                de todos los niveles, ya que comenzaba el recreo. También 
                conocía a Lavinia, quien nos relató la espectacular 
                experiencia que llevan desde las bibliotecas públicas y 
                escolares en conjunto, en pos de una comunidad rectora. Un ejemplo 
                con intendente incluido! La biblioteca está especialmente 
                diseñada para estar situada cerca de la entrada de la escuela 
                para su apertura en horas extraescolares y con acceso desde el 
                patio central. 
              También 
                se acercaron docentes de los distintos niveles, hasta la maestra 
                de “párvulos”.
                Y por allí apareció PEPA. Es decir, Josefina Martínez, 
                bibliotecaria compatriota neuquina, radicada en Chile hace años, 
                pero para todos los alumnos conocida como la tía Pepa.
              Más 
                allá de los conceptos técnicos-pedagógicos 
                con que cumplen los CRA de más de tres mil bibliotecas 
                escolares chilenas, elaborados durante diez años de trabajo 
                profesional,
                esta biblioteca tiene magia en cada rincón y es la magia 
                que irradia Josefina desde su pasión que los chicos lean. 
                Su innovación se traduce en prácticas para conciliar 
                a directivos, docentes y alumnos a trabajar con los materiales 
                de la biblioteca.
              En esos espacios 
                conviven las colecciones enviadas por el ministerio, los libros 
                y folletos que confeccionan los alumnos con sus docentes y con 
                la participación de sus padres, una computadora, materiales 
                audiovisuales y didácticos, una hemeroteca y juegos de 
                ingenio y de mesa con instrumentos hechos por los chicos mapuches 
                que acuden a la escuela y que soplan sagas de otros tiempos cuando 
                sus notas se esparcen por el patio en el recreo.
              A las siete 
                de la mañana ya hay chicos haciendo fila para contar y 
                escuchar cuentos antes de entrar a clase. Si Pepa fuese sábados 
                y domingos -lo que a veces ocurre- los chicos sentirían 
                el olor de los libros abiertos en la biblio desde sus casas y 
                correrían hasta la escuela para no perderse otra oportunidad 
                de leer o de escuchar.
              La biblioteca 
                escolar de la Tía Pepa está ubicada en un barrio 
                periférico de gente trabajadora cerca de una de las nuevas 
                autopistas que cruzan Santiago. Está sobre una arteria 
                principal desde donde parten angostas y sinuosas calles con pequeñas 
                casas de doble piso y de madera. Pero todos los chicos saben su 
                camino a la escuela y a las sorpresas que les esperan en el salón 
                colorido con muebles de original diseño, alfombras para 
                tirarse y leer despatarrados escuchando la voz dulce y lectora 
                de la Tía Pepa.