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Boletín
electrónico Año 3 No 22 |
Octubre
2005 |
ISSN
1667-8370 |
Pizzurno
953 (C1020ACA) 4129-1272 |
Línea
gratuita: 0800-666 6293 |
Biblioteca
Nacional de Maestros |
Ministerio
de Educación, Ciencia y Tecnología |
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http://www.bnm.me.gov.ar |
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HALLAZGOS
EN LA BNM |
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Los niños y algunas
explicaciones a esa manía de jugar |
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“El
horizonte espiritual de la antigüedad no podía ofrecer
un panorama donde el niño estuviese representado por algunos
de los problemas que hoy atraen la atención del pensador...
Se veía en la sana espontaneidad del niño el morbo
moral de la imperfección humana y condensaba sus afanes pedagógicos
en un afán religioso... Para que un problema tan sugestivo
y tan lleno de promesas como el juego se colocase al alcance de
las miradas humanas, era necesario que previamente apareciese el
problema del niño...” |
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Hoy
presentamos “Bosquejo de una teoría biológica
del juego infantil” escrito por Teodoro Causí, maestro
aragonés afincado en Deusto y publicado en 1924 por Editorial
Calpe de Madrid. (Incluye un capítulo que desarrolla una
crítica a las actuales teorías del juego infantil
y otro, que se centra en la significación biológica
del juego, contenidos y enfoque novedosos para el tiempo en que
fue escrito.)
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El
juego como problema pedagógico
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“Los
problemas pedagógicos son los esquemas en los cuales se condensa
el pensamiento filosófico de una época, fórmulas
prácticas que incorporan a la realidad del vivir las más
vitales palpitaciones del pensamiento humano” |
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En su planteo
inicial el autor insiste sobre la idea de que cada concepción
filosófica elabora su propia pedagogía – resultante
de la conjunción entre el pensamiento científico
y el espíritu social y político de los pueblos -
como queriendo perpetuar mediante su influencia en la educación
el tipo de vida a que aspira.
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Sostiene
que “la pedagogía es la afirmación del hombre”
y para que se consolidara fue necesario que las perspectivas sociales
sufrieran transformaciones, en relación a una mayor amplitud
de los estados de conciencia y de dignificación de la humanidad.
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Hizo posible
pensar en el futuro del hombre, no como afirmación dogmática
sino como inquietud.
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En ese sentido,
la pedagogía no puede eludir el compromiso de revisar el
tema del juego, ya no desde la perspectiva del “psicologismo”
sino a la luz del naciente esplendor de las ciencias biológicas.
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Emilio
y la nueva pedagogía
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“...
junto con El contrato social inaugura un nuevo período de
la historia del mundo... hacer que la libertad humana sustituya
a las coacciones de una autoridad omnipotente en su arbitrariedad;
que la justicia social reemplazara al privilegio...” |
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Desde sus
textos Rousseau, exponente de “la nueva filosofía
que creó la nueva pedagogía”, reclama el respeto
a la libre espontaneidad del niño, que en otros tiempos
hubiera sonado casi como una herejía, “cuando todo
pugnaba por sofocar lo que en el niño hay de espontáneo,
de natural, de primitivo...”.
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Cuando esa
ideología se instaló en el “alma colectiva”,
cuando adquirió fuerza dogmática, pudo darse “por
definitivamente caduca la vieja ideología y por triunfante
la que de ella se engendró”.
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5 de julio
de 1661 – “El Rey Felipe IV declara en una cédula
ser Buenos Aires la plaza de América más apetecida
de los estrangeros”
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Problemas
tan complejos e importantes como los del juego infantil no hubieran
podido ser resueltos sin considerar previamente los que Rousseau
formula al encuadrar lo educativo en el amplio marco de la libertad
humana, valorando la infancia y haciendo posible someterla al
rigor lógico del conocimiento, reconociéndola como
algo sustantivo, con personalidad propia, dejando el campo abierto
a la investigación y creando el medio natural que estas
ciencias necesitan para desarrollarse.
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La educación
no podía encontrar sus fundamentos científicos “sin
conocer previamente el alma humana, sin penetrar en el mundo interior
de la conciencia, sin un conocimiento cabal de la psicología
del niño”.
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¿De
qué psicología estamos hablando?
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“...
acaso ningún problema pedagógico demande con más
urgencia que el juego infantil una revisión total de sus
datos, harto impregnados de psicologismo, pero inconsistentes y
opacos hoy ante los firmes rasgos y el naciente esplendor de las
ciencias biológicas” |
De la que
“no puede prescindir, para interpretar con rigor científico
los mecanismos del alma humana, de los datos que las ciencias
biológicas le aportan (...) borrando las aristas del viejo
dualismo humano del cuerpo y del alma”.
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Si la pedagogía
no puede romper los lazos que la unen con la psicología,
es por que la necesita como punto de apoyo, “en un momento
de optimismo social, de total renovación de conceptos”.
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Se trata de
esa psicología que por tan próxima a las ciencias
biológicas elude el apriorismo “en que fácilmente
incurre el pensamiento cuando, por exceso de exclusivismo en la
interpretación de los fenómenos limita sus afanes
con abstracciones” que permite revisar muchos de los viejos
problemas y darles un aroma fresco.
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El
juego como problema y el problema del juego
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“El
problema del juego es el problema del niño, la expresión
de su vitalidad, el centro de gravedad de toda la biología
de la infancia” |
Explicar el
juego equivale a penetrar la intimidad orgánica y espiritual
del niño, es por lo tanto, el eje orientador para definir
la educación, para limitar sus posibilidades y fijar su
contenido filosófico.
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La educación
es una perspectiva, un camino hacia el futuro, una aspiración
hacia una vida desenvuelta.
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El lugar de
la mujer se ubica como “una posición distinguida,
siendo su influencia bastante considerable hasta en la vida pública”.
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La
transacción que todo sistema pedagógico ha de operar,
no puede evadir “injertarse en el tronco de la espontaneidad
del niño, la sabia de la vida del hombre”.
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Pero la actividad
espontánea del niño se expresa en el juego y ningún
fenómeno resulta significativo para él si no puede
traducirse a términos lúdicos.
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“Si
el niño ha de humanizarse en la escuela (...) sólo
podrá conseguirse a condición de que la pedagogía
infantilice sus procedimientos, a condición de que su arte
arranque del subsuelo de la vida del niño, donde el juego
extiende sus raíces".
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Este libro
puede consultarse en la Sala Americana SA 40 8 37
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|
Por
Ana Diamant |
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