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Boletín
electrónico Año 3 No 19 |
Julio
2005 |
ISSN
1667-8370 |
Pizzurno
953 (C1020ACA) 4129-1272 |
Línea
gratuita: 0800-666 6293 |
Biblioteca
Nacional de Maestros |
Ministerio
de Educación, Ciencia y Tecnología |
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http://www.bnm.me.gov.ar |
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HALLAZGOS
EN LA BNM |
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“Por las mujeres y los
niños que trabajan" |
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El
alegato |
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“Consecuente
con mi resolución expresada en una de las sesiones anteriores,
traigo á la Cámara el proyecto de ley reglamentando
el trabajo de las mujeres y los niños” |
Alfredo
L. Palacios |
Primer
Diputado Socialista en el Congreso Argentino |
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Hoy
presentamos “Por las mujeres y los niños que trabajan”,
una compilación de escritos y ponencias elaboradas por
el Dr. Alfredo L. Palacios entre 1906 y 1910, publicadas en ese
mismo año por F. Sampere y Compañía Editores
de Valencia.
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Por el texto
discurren mociones, debates, posiciones, comunicaciones y correspondencia
del autor y de varios de sus interlocutores.
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El
Autor |
Nació
el 10 de agosto de 1878. La placa que identificaba su estudio,
bajo el nombre contenía la leyenda: "Abogado. Atiende
gratis a los pobres".
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El 13 de marzo
de 1904, fue electo diputado nacional por el Partido Socialista,
en la 4º circunscripción de La Boca, banca a la que
accedería también en las elecciones de 1912, 1913,
1932 y 1963. Como senador ingresó a la Cámara luego
de las elecciones de 1931 y 1961.
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Empeñó
su gestión asentado las bases de la llamada "legislación
social", siendo autor, entre otras, de leyes relativas al
establecimiento del salario mínimo, vital y móvil,
la jornada de ocho horas diarias de trabajo con derecho a la comida
y al descanso, el seguro por accidentes y enfermedades de trabajo,
todas ellas con el objetivo de lograr para los trabajadores, condiciones
dignas de desempeño.
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Por otra parte,
tuvo una activa participación junto a José Ingenieros
en el movimiento de la Reforma Universitaria.
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Murió
en 1965, mientras cumplía su último mandato.
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Los
fundamentos del proyecto |
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“He
entrado en las fábricas en el momento en que las jóvenes
se dedicaban á la labor y he podido observar (...) niñas
débiles en su mayor parte, sin brillo en la mirada, reflejando
sólo un abatimiento muy intenso (...) que deforman sus cuerpecitos,
quitándoles gracia, salud y hermosura” |
La
denuncia firme respecto de la condición social de mujeres
y niños, las consecuencias del avance del industrialismo
moderno, la inclusión de la máquina en la vida de
los talleres con sus ventajas y desventajas, son algunos de sus
argumentos.
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Ya no es indispensable
el esfuerzo muscular del hombre, la máquina lo facilita
en parte, pero, el ingreso de mano de obra con salario más
bajo – que desciende por el aumento de la competencia –
trae como consecuencias el desorden en el hogar y el “aflojamiento”
de los vínculos en la familia.
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Retoma las
denuncias de “un distinguido médico argentino”
que dan cuenta del desfile de jóvenes obreras por los consultorios
externos de los hospitales, algunas por presentar desarreglos
en su principal función fisiológica, la menstruación;
otras por estado de intenso surmenage, otras con lesiones artríticas,
tuberculosas, otras con rasgos histéricos, y para todas,
la indicación médica es siempre la misma: suspensión
del trabajo.
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Los niños,
por su parte “ya vienen desde el seno de la madre con la
marca de la injusticia”, salen a la madrugada, trabajan
la misma cantidad de horas que los hombres, se saturan de cansancio,
mientras imaginan, en las casas de los ricos, las mantas de seda,
las camas mullidas y los juguetes.
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El
paso del tiempo |
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“Ocho
veces he hecho moción pidiendo fijación de día
para que se trate el proyecto que reglamenta el trabajo de las mujeres
y los niños (...), ocho veces he escuchado el asentimiento
general de los señores diputados (...) y ocho veces he visto
postergada mi moción aún en contra de las leyes más
elementales del debate” |
Ya en 1892,
el Patronato de la Infancia había presentado un proyecto,
denunciando el carácter alarmante y sin precedentes del
estado de la infancia. En 1894, el senador manifestaba su conformidad
con el despacho de la Comisión de Legislación, en
1896 daba su voz el Doctor Obligado, en 1902, el Sr. Williams,
en 1904, nuevamente el Patronato de la Infancia y siguen fechas
y nombres. El Diputado Roca presentó una moción,
a cierre de las sesiones de 1906, para que se incluyera en el
orden del día de las primeras sesiones de 1907.
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Para entonces
se siguen sumando denuncias y reclamos. El Centro Feminista, que
tiene entre sus objetivos “propender a la emancipación
intelectual, moral y material de la mujer, cualesquiera sean sus
condiciones sociales”, también hace su petición
para el tratamiento del tema, con las firmas de Elvira Rawson
de Dellepiane “heredera de las condiciones y el carácter
de su ilustre antecesor, el Doctor Rawson”, y de Alicia
Moreau “conocida ventajosamente en toda la República,
á pesar de su juventud, por su vigoroso espíritu
de investigación”.
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Y
más demoras |
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“Es
para hacer una moción de aplazamiento: Siento que pueda desagradar
á mi querido colega el Doctor Palacios, pero, en mi concepto,
no estamos preparados para dilucidar el asunto” |
Doctor
Delcasse |
El Doctor
Palacios, acostumbrado a los retrasos en el tratamiento, no se
vio sorprendido.
Y una vez más aprovechó la ocasión para más
denuncias, refiriendo a países que ya hubieran legislado
sobre el particular, a las opiniones emitidas por la Unión
Industrial, a despachos de otros diputados, a artículos
de prensa, destacando que así como el país ha desarrollado
su industria, debe hacerlo con la legislación que cuida
sus intereses y los de la población.
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Para entonces
eran las 5 de la tarde, la Honorable Cámara había
quedado sin quórum, el Presidente anunció la ausencia
de diez y siete diputados y el pase a cuarto intermedio.
No fue la única vez que esto sucedió.
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Finalmente,
la ley y algunas de sus disposiciones |
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“La
ley núm. 5.291, promulgada el 14 de octubre de 1907, empezará
a regir el 14 de abril de 1908...” |
No podrá
ser objeto de contrato el trabajo de menores de 10 años.
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No se podrá
ocupar a menores de 16 años en trabajos que se ejecuten
durante la noche.
Los dueños y administradores de fábricas y talleres
están obligados a mantener instalaciones y máquinas
de modo tal que mujeres y niños queden a salvo de todo
peligro respecto a su salud y moralidad.
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Será
reprimido con multa o arresto todo individuo que haga ejecutar
a menores ejercicios peligrosos, de fuerza o de dislocación.
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Las obreras
podrán dejar de concurrir a las fábricas o talleres
hasta los 30 días subsiguientes al parto, debiendo el estado
reservarles el puesto.
Los establecimientos atendidos por mujeres deberán tener
los servicios provistos para su comodidad.
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En los establecimientos
donde trabajen mujeres, se les permitirá a las madres amamantar
durante 15 minutos cada 2 horas.
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Este libro
puede consultarse en la Sala Americana SA 26 – 6 –
30
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Por
Ana Diamant |
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