Boletín electrónico Año 3 No 14
Febrero 2005
ISSN 1667-8370
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Biblioteca Nacional de Maestros
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología
 
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RECORRIENDO CAMINOS Y CONSTRUYENDO REDES DE CONOCIMIENTO
 
Misiones: breve visita a las reducciones jesuíticas de Santa Ana, Loreto y San Ignacio Miní

El viaje a Misiones me deparó la sorpresa de poder visitar brevemente las reducciones jesuíticas de Santa Ana, Loreto y San Ignacio Miní.

Fui acompañada por Laura Camelli, una experta futura antropóloga y, hace tiempo defensora del patrimonio cultural de la provincia, que se desempeña en el Programa Misiones Jesuíticas, bajo la dirección del Subsecretaría de Gestión Estratégica de la Secretaría de Estado General y Coordinación de Gabinete a cargo de el Arquitecto Sergio Dobrusin. Tuve oportunidad de internarme en la vegetación neotropical desde donde surgen los restos de las construcciones que datan del siglo XVIII y que conviven con magníficas especies de la flora y fauna local.

Cuando se traspasan los centros de información, las voces y la energía de otros tiempos revolotean en las alas de las delicadas mariposas y en los zumbidos de las gigantes avispas y otros insectos peculiares: las reducciones de Santa Ana y Loreto, como otras tantas reducciones, perduran en medios agrestes, y por formar parte del Patrimonio de la Humanidad (UNESCO), han quedado ajenas a una intervención restauradora del hombre, permaneciendo sólo como testimonios del paso del tiempo y de la historia, preservándose naturalmente las ruinas que han sobrevivido al crecimiento del monte y a la destrucción humana.

San Ignacio Miní, por el contrario, se abre, ya intervenida por su magnitud, majestuosa ante la mirada del visitante, con sus vastos espacios y las ricas tallas en las piedras de los dinteles y aberturas que demuestran el grado de excelencia en arte y conocimiento que albergaban sus barracas, templos, talleres, huertas y espacios abiertos.

Las lecturas sobre la interacción entre jesuitas y guaraníes vienen suavemente a la mente y producen espejismos que hacen olvidar nuestra procedencia desde la era digital. Los hábitos negros de los jesuitas desplazándose por las galerías, los ricos textos de la biblioteca, el sabor de los vinos expectantes en las bodegas, las melodías guaraníes, las manos que cambian dioses paganos por santos en las maderas talladas: el cruce de dos civilizaciones que se proyectan sobre el cielo misionero casi nublado, como en una gran pantalla con sonido digital.

Laura me cuenta que ambas culturas tuvieron que asociarse para repeler el peligro de las encomiendas y los bandeirantes que asolaban las costas de los grandes ríos cercanos. Códigos de palabras, moral y castigos entrelazados, integración de conocimientos, evangelización y tradiciones nativas: una nueva trama organizacional, de creencias y de conocimiento que generó comunidades innovadoras de aprendizajes, estilos de producción y transferencia de artes y oficios. Todo un modelo para volver a estudiar desde una nueva mirada.

Los guías de las reducciones Raúl Melgarejo (San Ignacio Miní), Silvio Martínez (Nuestra Señora de Loreto), Mariana Correa (Santa Ana) y el chofer es Héctor Cabrera nos conducen paso a paso por los caminos formados por las incontables y diarias recorridas humanas. No hay pasarelas que protejan lo que debe quedar intacto y se estudia si debe haberlas o no y cómo mimetizarlas con el paisaje de piedras y palmeras y árboles que crecieron posteriormente a su alrededor. Con remeras nuevas y gorras con los logos del proyecto, murmurando palabras desde el corazón, nos explican los misterios y las anécdotas de aquellos tiempos.

 
 
Entrada a la Reducción de Santa Ana
Recorrido de las ruinas de Loreto
   
   
Arboles abrazando las ruinas de Santa Ana
Templo de Santa Ana
   
Estanque en Santa Ana

Mariana Correa, Graciela Perrone y Laura Camelli en las ruinas de Santa Ana.
   
Restos del Templo de la reducción Loreto
Palmera crecida sobre las ruinas del Templo Loreto
   
 
 
Por Graciela Perrone