A Benito Juárez llegué a las 2 de la mañana de uno de los días más fríos del año, aún siendo noviembre. Ya en el Hotel, unos chocolates me dieron la bienvenida de parte de María Graciela Infantino, Secretaria del Consejo Escolar de Benito Juárez, quien fue mi anfitriona en esta capacitación.

A la mañana siguiente, ella misma me pasó a buscar por el Hotel. Como aún era temprano, tuve el gusto de conocer, guiada por ella, algunos interesantes lugares, proyectos y emprendimientos de esta ciudad tan pujante de nuestra provincia.

Para destacar, la visita que hicimos al Centro de Contención "Apostando a la vida" (van mis felicitaciones para quienes asisten diariamente a desarrollar tareas tan creativas y para su Directora Silvina Mouhape, por su tenacidad y calidez).

Luego, partimos al encuentro con los docentes bibliotecarios de la región.

En la antigua estación de trenes reciclada –desde 1999 Centro Regional Universitario- las autoridades de Benito Juárez, compuestas por la Presidenta del Consejo Escolar María Rita Carelli, el Dr. Gustavo Actis Caporale en representación del Intendente Julio César Marini y la representación del Presidente del Honorable Consejo Deliberante de Benito Juárez dieron la bienvenida a las bibliotecarias seleccionadas. También se hicieron presentes la radio, el diario local y el de Tres Arroyos y la tevé local.

Al brindar la capacitación express a bibliotecarios de la región, se capacitó a los mismos para trabajar en la Unidad Penitenciaria Nro. 37 sita en Barker, Benito Juárez. La Biblioteca de esa Institución depende de la Escuela de Adultos EGB 70, y su Directora, la Bcaria. Susana Illia también asistió estas jornadas Aguapey.

Empanadas caseras, mates, cafés, galletitas y toda la mejor predisposición de un grupo de profesionales sencillo y cálido. También es de destacarse la buena predisposición del informático del CRU y del de la escuela República de México, que nos albergó ambos días.

 Al otro día, nos esperaba el tramo final de la capacitación express. Luego, Graciela Infantino me acompañó a tomar el ómnibus. Quedaron mis ganas de volver a esos paisajes, a esa ciudad de conocidos, a esas olvidadas costumbres –para los porteños- de dejar las puertas sin llave, los autos sin trabas, y el saludo en la vereda.

Mi agradecimiento a Graciela Infantino, que hizo sentirme como en casa en todos los detalles y a su impecable organización. A las autoridades locales por su asistencia, a la Bcaria. Silvia Irulegui por su disposición y rapidez para sortear obstáculos, y a las asistentes por su interés, calidez y profesionalismo.