Boletín electrónico Año 2 No 10
Septiembre 2004
ISSN 1667-8370
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Biblioteca Nacional de Maestros
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología
 
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NOVEDADES
 
Biblioteca :madre de lectores

No todos tienen la suerte de venir al mundo con un libro bajo el brazo. Se decía que los niños traían un pan. Hoy tampoco es así, no por lo menos en grandes porciones del mundo. En mi caso, comencé a tomar contacto con las palabras y las imágenes apenas pude fijar la visión en una especie de mancha impresionista que mis padres me leían como cuento. (En casa había libros por demás, también tomillo y jazmín, como una vez, Nicandro Pereyra, el poeta de la Tucumania, le dijo a mi padre) Los fonemas que brotaron de la emotiva voz de mi madre penetraron en las celdas correctas de la memoria, se almacenaron, clasificaron y alistaron, para ir dando sentido después a las palabras, que, en el gran caleidoscopio sin fin de la adquisición del lenguaje y la escritura, me permitieron encontrar la clave para convertirme en una lectora apasionada

Es en esta especie de ceremonia universal y atávica donde nuestra especie enciende la llama del conocimiento, cuando las vibraciones de los sentidos maternos, de sus protoemociones y de su lenguaje toman contacto con la mirada y los sentidos del recién nacido. Sólo se podrá aprender a aprender, aprender a querer y aprender a ser desde estos estímulos; a veces simples e insuficientes, a veces enhebrados de manera particular, intencionada y cronológica. Distintos tipos de pasaportes para el viaje a la inclusión o la exclusión existencial. Equidad o inequidad original que nos catapulta con las herramientas intelectuales, emocionales y cognitivas de sesgo inicial y básico hacia el despliegue de las alas de nuestra creatividad.

Pero hay instancias previas secretas e irrevelables que se develan en el vientre de cada madre cuando la trama primaria de nuestro cerebro se teje con fibras de acuerdo a diseños de corte singular, propio e independiente, junto con hilados más finos, anteriormente trenzados por la genética de ancestros cercanos y milenarios. Trama que alberga millones de espacios eléctricos y químicos que se preparan en red para recibir el impacto del mundo externo a través del aprender y el conocer que se inician en estas ceremonias universales y atávicas de la adquisición del lenguaje.

Cada madre o padre se transforma en un libro abierto inicial donde las vocales y las consonantes se conjuran en las fórmulas y pócimas, en las claves y passwords que darán sentido a la conexión de las palabras que llevan a interpretar, decodificar y producir el conocimiento para interactuar a lo largo de nuestra vida. Cada padre o madre se transforma en el puente primario para que ese libro inicial y etéreo de su voz se convierta en páginas de libros reales, impresos o electrónicos, que despierten en cadena el hábito de la lectura.

Pero estas llamadas ventanas de la oportunidad para el aprendizaje del lenguaje-entre otras competencias -no se abren por igual para todos. Hay millones de niños que nacen sin un pan y sin un libro bajo el brazo. Hay millones de niños que solo escuchan las vocales y las consonantes del hambre, del dolor, la violencia y la apatía. Su tránsito inicial al conocimiento queda congelado hasta que llega su turno en la educación escolarizada, siempre y cuando éste le llegue.

Acertadamente, la naturaleza y su expresión en la biología de nuestra especie nos resguarda. Nos ha dotado de una plasticidad cognitiva que puede durar toda la vida. Nuestra necesidad de conservación intelectual colectiva también nos protege. Nos ha dotado de un diseño institucional cultural y educativo excepcional : las bibliotecas, santuarios del alfabeto universal

Un experto de la biodinámica cerebral, Carlos von der Becke, escribió en un trabajo de investigación, que cuando el tramado neuronal inicial no produce espacios bien consolidados para los procesos de abstracción por falta de nutrición o estimulación temprana, son las bibliotecas las que activan las áreas adormecidas del cableado neuronal a través de la estimulación que causa la lectura. También lo hacen las búsquedas en las bases de datos on-line y la mirada y los sentidos que caminan sobre los interminables lomos de colores y sus letras a lo largo de las estanterías abiertas absorbiendo , sin quererlo, kilómetros de insinuaciones al conocimiento que compensan los años perdidos sin fonemas en cuentos y canciones, sin páginas de tela o plástico, sin ceremonias universales y atávicas intencionales y cronológicas que nos dan la ingesta alfabética inicial. Las bibliotecas son las madres adoptivas de quienes no han venido al mundo con un libro bajo el brazo. Son también las incansables y siempre repletas nodrizas del intelecto de la humanidad.

Son como grandes úteros y grandes cerebros a la vez. Son espacios nutrientes que a través de miríadas de cordones umbilicales nos brindan ingesta alfabética Se componen de miles de células que almacenan, clasifican y alistan las memorias en ellas guardadas por quienes despertaron ya al conocimiento y quieren compartirlo en algún soporte de información
Entre estas madres adoptivas y nodrizas atentas destaco las bebetecas, las bibliotecas infantiles y las bibliotecas escolares. Estas son instituciones que deberían tener prioridad esencial en las políticas públicas para el desarrollo humano de las comunidades que todavía sangran por sus brechas de exclusión. Políticas públicas que deberían concertar acciones desde la salud, la educación, las nuevas tecnologías de la información en pos de compensar las carencias tempranas de manos sin cuentos que quedarán relegadas de las exigencias de la alfabetización ciudadana. Políticas que deben dejar a través de recetas llave en mano, con celeridad e idoneidad , afinquen su impronta en pampas, valles y quebradas.
Esta alfabetización ciudadana abre las puertas a una ciudadanía informada, participativa, alerta y lectora que permite a cada ciudadano defender y ejercer sus derechos más allá de aquellos derechos naturales, fundamentales y tradicionales, son los derechos constitucionales de participar en el diseño y control de las políticas públicas como usuarios y consumidores desde la sociedad civil en resguardo de la producción de bienes y servicios públicos que enmarcarán su calidad de vida futura. La alfabetización ciudadana tiene fundidas en sus competencias dos términos : la alfabetización tradicional ,con sus competencias de la lecto-escritura; y la alfabetización digital y el uso de medios informáticos y virtuales, ambas derriten la ignorancia y fermentan la comprensión de la información y la posibilidad del uso de la palabra inteligente en pos de la comunicación, y en detrimento de la violencia. La alfabetización ciudadana alberga esta triple ecuación, que según su resultado- más positivo o más negativo- dibujará en el mapa de los pueblos las isotermas y las isobaras de la inclusión.

Las bibliotecas infantiles y escolares deben ser entonces teas de prioridad nacional, los brazos que acunen sopas de letras y alfombras mágicas lectoras, los espacios donde los niños sin libros bajo el brazo puedan oler, degustar, arrugar y acariciar páginas lectoras. Y que podemos decir de las imágenes que prestan sus ilustradores.! Se convertirán en memoria pincelada –o pixeles de pantalla – que generarán los arco iris del ingenio y de la innovación.

Dice el Manifiesto para las bibliotecas públicas de la IFLA/ UNESCO en la introducción a sus pautas para desarrollar bibliotecas infantiles: “Las bibliotecas para niños nunca han sido tan importantes como hoy para los niños y su familias en todo el mundo. El acceso al conocimiento y a las riquezas multiculturales del mundo, así como al aprendizaje para toda la vida y a las habilidades de la alfabetización se han convertido en la prioridad de nuestra sociedad. Una biblioteca infantil de calidad equipa al niño con aprendizaje para toda la vida y le brinda habilidades para su alfabetización, posibilitándole el participar y contribuir con la comunidad. Debería responder a los constantes cambios en la sociedad y satisfacer las necesidades de información, cultura y entretenimiento de los niños. Todo niño debería estar familiarizado y cómodo con la biblioteca infantil local y poseer las habilidades para manejarse en cualquier biblioteca general”
Las bibliotecas escolares ,por su parte, completan esta gesta maternal guiando el genio de las múltiples inteligencias en los niños y aportando habilidades de selección de la información para producir conocimiento en entornos cognitivos de mayor complejidad. La lectura por placer y la lectura por saber se escapan de las reglas de juego que impone el timbre y el aula, y buscan los tiempos sin tiempos de estas bibliotecas con recreo eterno para el conocer. En estas instituciones se arma la urdimbre de los valores que protegen el patrimonio cultural y educativo de la comunidad, se construyen las identidades locales y, al mismo tiempo, se destraban las esclusas hacia el pensamiento universal.

Pero estos espacios enriquecidos y proteicos no bastarán para emular silenciosamente los mencionados ritos maternales de iniciación al conocimiento. Legiones de articuladores de saberes y emociones, ávidos lectores por acción y convicción estarán al frente de las bibliotecas infantiles y escolares como esmeradas madres de colección. El perfil de bibliotecarios infantiles y escolares requerirá seguramente de un compromiso inusitado por la seriedad de su nuevo rol, deberán conocer y comprender la psicología y el desarrollo cognitivo del niño, las teorías del desarrollo y la promoción de la lectura, las oportunidades artísticas y culturales, los requerimientos de contenidos que demanda el aula y la articulación entre conocimiento y gestión de la información.

Así como las madres a través de sonrisas y s arrullos despiertan los primeros fonemas tan codiciados que marcan la cadencia de la lengua materna y los pentagramas de la lectura inteligente, las bibliotecas-esencialmente las bibliotecas infantiles y escolares- deben convertirse en la placenta tardía de los niños sin libros y sin pan bajo el brazo , en un oasis y remanso de protección nutriente del conocimiento participativo para todos los futuros ciudadanos y el reaseguro de un futuro intelectual más digno como integrantes de nuestra sociedad.
En este sentido, la Biblioteca Nacional de Maestros, desde su impronta fundacional (Ley 1420) ha tomado el rol de faro nutriente para las comunidades educativas de todo el país. Desde las épocas de Sarmiento y Lugones, la BNM extiende sus brazos de libros y páginas virtuales para mitigar las carencias que tienen muchos docentes en todo el país para contar con medios que los acerque a ejercer la lectura transformadora en conocimiento.

A través de sus Redes Federales-centros de documentación educativa y bibliotecas pedagógicas- la BNM clona servicios y productos de calidad, y apoya el desarrollo el desarrollo de capacidades locales en gestión de la información en cada jurisdicción. Al mismo tiempo prepara escenarios desafiantes para la acción cooperativa de redes de bibliotecas escolares y especializadas en el sistema educativo nacional.

Todas las mañanas, con el cuidado especial de un desayuno humeante preparados por manos maternas, la BNM abre sus puertas de roble macizo para dejar entrar la esperanza de nuevas lecturas que se transformarán en pensamiento y acción
Sus pantallas titilantes con textos completos e imágenes originales, catálogos desbordantes de registros y exposiciones virtuales nunca cierran sus párpados de nodriza de tiempo completo para quienes se conectan a nuestra virtualidad.
La BNM no descansa, está siempre atenta y cuidadosa ante las demandas de libros que viajan para que otros ojos los exploren, para que manos ávidas tecleen sus deseos de lecturas en las pantallas remotas, para que las tradicionales mesas de lectura levanten sus atriles y contengan las páginas que incitarán más lecturas.
Por Graciela Perrone