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Boletín
electrónico Año 2 No 10 |
Septiembre
2004 |
ISSN
1667-8370 |
Pizzurno
953 (C1020ACA) 4129-1272 |
Línea
gratuita: 0800-666 6293 |
Biblioteca
Nacional de Maestros |
Ministerio
de Educación, Ciencia y Tecnología |
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http://www.bnm.me.gov.ar |
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Especial
IFLA |
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Una
noche en la Embajada |
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En una de
esas noches espléndidas que Buenos Aires puede brindarnos
en pleno invierno, llegamos a la dirección de la calle
Gelly Obes donde, como escondida, estaba nada menos que la imponente
mansión sede residencial del Embajador Británico.
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Tras las importantes
escaleras, paso obligado de cada uno de los invitados, nos aguardaba
el anfitrión, el señor Embajador Sir Robin Christopher
acompañado por Angela Frampton del Chartered Institute
of Library and Information Professional (CILIP), para darnos la
afectuosa bienvenida.
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En una sala
reunidos, los concurrentes de las más diversas partes del
mundo, pronto nos inter-relacionamos amenizados por los deliciosos
canapés y el buen vino. Junto a la Lic. Graciela Perrone,
directora de la Biblioteca Nacional de Maestros, compartimos una
agradable charla con viejos y nuevos amigos. Sin lugar a dudas,
una gran expectativa se vio resuelta al abrirse las puertas del
gran salón. Una tarima dispuesta en forma de escenario
y algunos micrófonos fueron la antesala de las palabras
de bienvenida del Señor Embajador, los representantes del
CILIP y del Consulado Británico, en el marco de nuestra
visita con motivo del 70 Congreso de la International Federation
of Librarian Asociation (IFLA).
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Todo parecía
estar dentro del protocolo, mientras el conjunto folklórico
musical "Los 4 de Salta" inundaba de emoción
a los serios y distinguidos espectadores con su versión
del "El cóndor pasa". Sin embargo, todo cambió
al comenzar su número el "Ballet Salta". La simpatía
de Don Hugo Giménez, el color y la gran destreza de su
grupo en sus danzas y malambos provocaron la espontánea
lluvia de flashes, palmas al compás y fuertes aplausos
llenos de asombro y admiración. Hasta la propia mascota
del lugar no resistió la tentación y fuera de las
reglas decidió darse una vuelta y observar el espectáculo
más de cerca, hecho recibido con alegría por la
gran mayoría de los invitados. Y para terminar con el hielo,
si es que algo de ello quedaba, invitados y bailarines se dieron
el gusto de bailar todos juntos nuestras danzas folklóricas.
Más allá del protocolo, el idioma diferente y el
congreso que nos reunía, recordaremos por siempre la alegría
y la emoción de aquella noche en la embajada.
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Por
Nidia Bertuna |
Fotos
gentileza de Eduardo Beltramino |
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