El gran escritor y maestro argentino Leopoldo Marechal en su novela El Banquete de Severo Arcángelo conceptualiza a los símbolos del siguiente modo:
«Hay símbolos que muerden como perros furiosos o patean como redomones, y símbolos que se abren como frutas y destilan leche y miel. Y hay símbolos que aguardan como bombas de tiempo junto a las cuales pasa uno sin desconfiar, y que revientan de súbito, pero a su hora exacta. Y hay símbolos que se nos ofrecen como trampolines flexibles, para el salto del alma voladora. Y símbolos que nos atraen con cebos de trampa y que se cierran de pronto si uno los toca, y mutilan entonces o encarcelan al incauto viandante. Y hay símbolos que nos rechazan con sus barreras de espinas, y que nos rinden al fin su higo maduro si uno se resuelve a lastimarse la mano.»
Más allá de las múltiples imágenes que nos sugiere la riqueza literaria de Marechal, lo que nos interesa destacar con esta conceptualización del escritor es la vitalidad de los símbolos. Los símbolos tienen vida, historia y movimiento. Los podemos resignificar y reapropiar. Nos configuran. Si los símbolos conforman nuestra identidad como personas, los Símbolos Nacionales configuran nuestra identidad colectiva y popular. Y el símbolo nacional más alto por excelencia es nuestra Bandera Nacional.
Con esta actividad nos proponemos aproximarnos al movimiento de la Bandera Nacional como símbolo dentro de la escuela, a partir del análisis del ritual escolar de la Jura a la Bandera durante el Centenario de la Revolución de Mayo, momento que dio origen a este acto en todas las escuelas argentinas.
Origen de la Jura a la Bandera Nacional
En las primeras décadas del siglo XX, la escuela se convirtió en parte de la experiencia de la mayoría de los niños que vivía en Argentina. La población escolar se duplicó, alcanzando prácticamente al 70% de los niños entre los 6 y 13 años. En este marco, desde diferentes perspectivas, surgieron los primeros balances críticos sobre el sistema educativo.
La primera de estas críticas tuvo lugar en el año 1910, en el marco de la conmemoración del Centenario, cuando José María Ramos Mejía, presidente del Consejo Nacional de Educación, planteó que las escuelas argentinas no cumplían su tarea de garantizar la integración de las masas inmigrantes a la cultura nacional. Propuso entonces, un programa de acción para profundizar los contenidos patrióticos y nacionalistas, en el que primó una concepción de la identidad nacional homogeneizadora. Dentro de este programa, en el año 1909, se instauró la ceremonia de la Jura a la Bandera Nacional Argentina para los niños que ingresaban por primera vez a la escuela.
Bibliografía sugerida
Para obtener información sobre el contexto histórico sobre el que estamos trabajando pueden consultar Memoria de la Educación Argentina. Historia e investigación: 1919-1930, y ver el documental La gran inmigración de Canal Encuentro
En este capítulo, a través de ilustraciones animadas, archivo histórico y fotografías emblemáticas, la serie brinda un acercamiento al proceso migratorio que cambió de un modo radical la fisonomía social y cultural de la Argentina. El capítulo detalla los motivos que llevaron a las elites gobernantes a promover la inmigración masiva, las condiciones de vida en Europa que ocasionaron tan masiva respuesta, y la realidad con que se encontraron los recién llegados, incluyendo las injusticias que debieron soportar y sus luchas por conquistar derechos ciudadanos.
Canal Encuentro. La gran inmigración. Serie Historia de un país. Argentina siglo XX
La Jura a la Bandera en imágenes
Jura de la Bandera en el 2020
Invitamos a los docentes, y a los niños y niñas que harán la promesa a la Bandera en este año 2020, a ver el saludo de Manuel Belgrano -chozno nieto de Manuel Belgrano y presidente del Instituto Nacional Belgraniano-.