Carolina Pinela, bibliotecaria responsable de la Biblioteca Pedagógica “Rosenda Quiroga” y referente bibliotecológica del Programa BERA en San Luis comparte sus impresiones respecto de cómo la Ley 26.917 debiera cambiar el futuro de las bibliotecas escolares y unidades de información del sistema educativo argentino.
Participo de los encuentros de referentes organizados desde la Biblioteca Nacional de Maestros desde el año 2003 y por lo mismo he tenido la posibilidad de visualizar que en las distintas provincias nos encontramos con realidades complejas. Donde el desempeño de los bibliotecarios muchas veces está supeditado a su imaginario, y la importancia de las unidades de información como así también el rol del bibliotecario se encuentran sujetos a la que le da el directivo de la escuela y/o institución.
El participar del proceso de construcción de esta ley me hizo sentir que era el inicio de un cambio profundo en la historia de las Bibliotecas Escolares y unidades de información en Argentina, porque se presentan como eje vertebrador en la enseñanza, además se valoriza y destaca la función de los profesionales de la información. El cambio se dará paulatinamente e implica mucha labor conjunta. El éxito de las redes se ve cuando cada miembro se compromete y aporta algún tipo de beneficio a favor del resto, por más pequeño que sea.
El cambio se dará paulatinamente e implica mucha labor conjunta: el éxito de las redes se ve cuando cada miembro se compromete y aporta algún tipo de beneficio a favor del resto, por más pequeño que sea.
Es más que emocionante leer en el boletín oficial: Ley 26.917, porque eso me trae muchos recuerdos, anécdotas y vivencias de mi carrera profesional, pero como olvidar el haber estado reunida con todos los representantes de las jurisdicciones en el Congreso de la Nación debatiendo lo que ahora se convirtió en ley. Fue como lo dicen: FEDERAL, impulsada desde la Biblioteca Nacional de Maestros y en la que provincia puso su granito de arena para que esto se hiciera posible.
