Desde el Centro Provincial de Información Educativa del Chubut, institución de la cual es responsable, María Cristina Velasco recorre el itinerario realizado por la Biblioteca Nacional de Maestros a través de sus Redes Federales para llegar a la sanción y promulgación de la Ley Sistema Nacional de Bibliotecas Escolares y Unidades de Información Educativas. Asimismo, comparte sus expectativas en el nuevo escenario nacional y federal.
Hace más de diez años que participo activamente de las Redes Federales que impulsa la Biblioteca Nacional de Maestros. Esta continuidad, en lo personal, me ha permitido consolidar una visión tendiente a definir e implementar políticas públicas que pongan en valor la tarea de los Centros de Documentación, Bibliotecas, Archivos y Museos y de los Bibliotecarios, Documentalistas, Archiveros y Museólogos, dentro del sistema educativo.
Es de destacar que esa visión se completa con la necesidad de fortalecer redes y sistemas que permitan garantizar equidad y calidad en el acceso a la información. Las Redes Federales de la BNM, tejidas a partir del encuentro y del intercambio constante, fueron el germen de procesos de construcción colectiva, representativa y federal que coadyuvaron a enriquecer cada una de las prácticas profesionales en las jurisdicciones.
Cada reunión planteaba nuevos desafíos que finalmente requirieron de un marco legal que impulsara el desarrollo de las unidades de información dependientes del sistema educativo tanto nacional como provincial.
La Biblioteca Nacional de Maestros, concebida como una comunidad de prácticas, aceptó cada desafío que las jurisdicciones planteaban y lo incorporó como insumo para su gestión de manera sostenida. Producto de ese trabajo, se llegó a la sanción de la Ley 26.917 que fue parte de la agenda de todos y de cada uno de los encuentros, se alimentó de las experiencias jurisdiccionales, y del aporte de tantos profesionales que a lo largo del país junto al equipo de la BNM aún creen que las unidades y profesionales de la información, son un eje transversal fundamental en el sistema educativo para garantizar igualdad de oportunidades en el acceso y utilización de la información.
El proceso que llevó a la ley, de alguna manera, me permitió el ejercicio democrático de la participación a partir del intercambio de ideas, la deliberación, el aprendizaje ciudadano; ya que una ley es garantía del derecho de todos y cada uno y sobre todo, creer que todavía es posible la construcción colectiva que sienten las bases de un mejor país. Por otro lado necesariamente me impone redoblar el compromiso con la tarea profesional que tiene a partir de este año, un marco legal que se constituye en una nueva oportunidad para mejorar los servicios.
En relación a las expectativas, se puede indicar que sería propicio que a nivel nacional:
• puedan determinarse líneas de financiamiento que permitan ofrecer servicios con calidad y que contemplen tanto aspectos materiales como de capacitación/formación.
• se impulse su implementación desde el Consejo Federal de Educación y se diseñen dispositivos de acompañamiento para su adecuación en las jurisdicciones.
• se consoliden las redes y sistemas de información para garantizar el crecimiento de todas las Unidades en el país basados en la cooperación y el intercambio.
• se ponga en valor el ejercicio profesional de Bibliotecarios, Archiveros y Museólogos dentro del sistema educativo definiendo alcances de título, funciones etc.
Por su parte, desde el ámbito jurisdiccional, se espera que se revise y adecue la ley existente ya que la ley nacional determina aspectos mínimos que hacen al desarrollo de las distintas Unidades de Información del Sistema Educativo y al ejercicio profesional.
Recuerdo la culminación del trabajo colectivo en Mayo del 2011 en el Senado de la Nación, donde primó la discusión de todos y cada uno de los artículos del Proyecto de Ley que presentara el entonces Senador Filmus a partir del Proyecto que impulsara la BNM.
Un enorme colectivo federal de referentes de todas las redes, especialistas, experimentados y nóveles profesionales, que liderados por la Directora de la BNM y su equipo de trabajo nos permitieron pintar un escenario futuro en el escenario donde el pueblo tiene a sus representantes.
Yo estuve ahí, sostenida por el trabajo silencioso y comprometido de mis colegas en las Bibliotecas de las escuelas, en las Pedagógicas, en el Centro de Documentación, representando las voces de mis colegas de la provincia. Apenas una representación de cientos que quedaron en Chubut.
Recuerdo los pequeños grupos de trabajo, definidos en base a las fortalezas de todos y cada uno de los participantes, el intercambio, las sutilezas, las cavilaciones, los gestos y las actitudes de quienes estaban convencidos que se levantaban las bases fundacionales.
Recuerdo los plenarios como parte del diseño del futuro, la sensación de tarea cumplida, de participación democrática y el regreso a casa para barajar y dar de nuevo porque se gestó una nueva oportunidad.
